Los números dejan ver la magnitud del evento: 15 personas trabajando en el predio de la ex Estación San Martín, 14 camionadas de basura y de ramas, un tronco de casi 9 metros de alto, 200 bolsitas rellenas con sal gruesa y 4 antorchas destinadas a las autoridades del Gobierno y la Iglesia. Todo eso es necesario para poner en marcha la gran fogata que se encenderá en la Capital hoy a las 22, para honrar a San Juan Bautista en el día de su patronal.
Ayer por la mañana, Juan Manuel Ocaña dirigía al conductor del camión cargado con ramas. El hombre de 56 años, que conoce el desarrollo de la fogata desde su centro, observaba cada movimiento.
"Yo soy empleado municipal, trabajo en la poda. Y participo en el armado de la fogata desde hace 20 años. Cuando empecé tenía algo de experiencia, porque en el barrio de Santa Lucía en el que vivía cuando era chico hacíamos nuestras fogatas", contó el hombre con los guantes puestos.
Ocaña reveló que el primer secreto para armar la fogata está en el palo que se pone en el centro. Normalmente se trata de un tronco de álamo que está seco y que sacan de una plaza.
Alrededor de él, los trabajadores colocaban ramas secas, que trasladan desde el Obrador municipal, donde durante todo el año depositan los residuos de la poda. Además de basura, como pasto, yuyos, botellas, hojas y cajas. "Lo más importante es hacer capas. Primero se pone ramas; arriba de ellas, basura; después ramas de nuevo; y así sucesivamente. Eso ayuda a que la montaña prenda bien y no se caiga", dijo el hombre. Y agregó que además hay que rodear todo el armazón con alambre, desde abajo hacia arriba. "Hay que dar muchas vueltas, usamos unos 100 metros de alambre", explicó. Así, el bodoque de ramas y basuras que se arma es tan grande (mide unos 9 metros de alto por unos 8 de diámetro), que los hombres necesitan una máquina hidroelevadora para poder llegar a la parte superior.
Mientras Ocaña y sus hombres preparaban esa estructura, Juan Carlos Cuello trabajaba adentro del Centro Cultural Estación San Martín. Con dedicación y cuidado armaba las antorchas con las que se encenderá la hoguera. "Son 4, una para el gobernador Gioja, otra para el intendente Lima, otra para monseñor Delgado y la última para el padre de la Catedral, Rómulo Cámpora", explicó el hombre con orgullo, mientras enganchaba con alambre la estopa para colocarla alrededor de un palo de escoba. Y confesó que "yo tengo la función de encender cada antorcha y dársela a las autoridades para que prendan la fogata. Es la primera vez que hago esto. No estoy nervioso, pero siento una gran responsabilidad. Espero que no falle nada".
A su lado, 6 mujeres rellenaban bolsitas con sal gruesa, que esta noche serán entregadas a la gente para que las tire al fuego y salgan chispas. En total, embolsaron 10 kilos de sal y lograron hacer 200 paquetitos.
Con todo listo, lo que quedará en manos de la gente es llevar papeles en los que haya escrito cosas que quieran que desaparezcan. Según dice la tradición, todo lo que no se desea y se quema en la fogata, deja de existir.
