San Juan, 16 de abril.- Soledad Poblete se sintió plena cuando nació su hija y su estado de salud era óptimo. Pero cuando su beba cumplió 7 meses, el médico le dijo que algo no andaba bien. A partir de ahí, la gordita tuvo que someterse a todo tipo de estudios. Hasta que uno de ellos les sacó la duda: Francesca tiene hipoacusia. Soledad es de Rodeo, en Iglesia, y allí no contaba con los especialistas necesarios para ayudar a su hija. No lo pensó, dejó todo y se mudó a la ciudad. Tuvo que asistir a un sinfín de consultas, hasta que supo, 2 años después, que su hija no escucha nada y la única oportunidad que tiene de oír es someterse a un implante cloquear, que debe hacerse en Mendoza.
Ahora, mientras acompaña a su hija de 3 años a 3 tipos de terapias diferentes, Soledad lucha contra la burocracia, para que la obra social cumpla con el pago de todos elementos necesarios para la operación. Mientras, ella y su nena dieron el primer paso hacia ese desafío: “Nos cortamos el pelo las dos. La psicóloga nos pidió que hagamos eso para ir preparando a la France para cuando tengan que raparle la zona afectada por la operación”, contó con más esperanza que pena, Soledad.
La mamá está sola con su hija, no tiene trabajo y recibe ayuda de su padre, un jubilado de Bomberos. Con ese dinero paga la prepaga Osde y con la ayuda del municipio de Iglesia alquila su casa en la ciudad. “Cuando nos enteramos de lo que tenía la France supe que en Iglesia no había ningún caso igual. Por eso nos mudamos. Aquí pasamos por muchísimos médicos y todos me decían que con audífonos iba a escuchar”, relató la mamá. Y agregó que “pero cuando nos mandaron a Mendoza a buscar los audífonos más potentes que vienen, el médico nos dio la mala noticia de que ella no escuchaba nada. Y me explicó que existe esta operación”, haciendo referencia al implante a través del cual se coloca un dispositivo en la cabeza de la persona que va conectado a su oído.
Ahora, Soledad va y viene. Se presenta en la obra social, donde primero le dijeron que ya habían pagado todo para la intervención y ahora le comentan que sólo pagaron una parte en los últimos días, y llama al hospital Notti (de Mendoza donde se hará la operación) y le informan que está todo listo para la intervención pero frenado porque la obra social aún abona nada.
Paralelamente, sigue yendo y viniendo con su hija a psicomotricista, la fonoaudióloga y la psicóloga. Justamente, esta última es quien las incentivó a cortarse el cabello, que ambas tenían casi a la altura de la cintura. “Lo importante es que la France se adapte de a poco. Esto era necesario, yo no lo dudé”, comentó la mamá. Y ya sueña con el momento en que se hija le escuche por primera vez la voz, pueda oír a la maestra en el jardincito y consigan un lugar propio para vivir. “Sé que nos vamos a tener que quedar acá, ella va a necesitar las terapias durante mucho tiempo. Lo que más me gustaría es poder brindarle es un hogar”, confesó Soledad.
