Verbier, EFE.
El español Alberto Contador afrontará la última semana del Tour con la tranquilidad que le proporcionó su victoria en Verbier y la promesa "al cien por ciento" de su compañero Lance Armstrong para ayudarle, por lo que su única preocupación será el control de los rivales, que según el madrileño, le tendrán reservados "varios ataques" en las siguientes etapas de montaña.
La exhibición en la cima no sólo le proporcionó a Contador la malla amarilla, también la tranquilidad y la liberación interior que buscaba, después de haber estado sometido desde el comienzo del Tour a la presión del debate sobre el liderazgo del Astana, en pugna con Armstrong.
Hoy, tras la jornada de descanso, el pelotón afrontará la segunda de las tres citas alpinas, una etapa de distancia media con dos gigantes en su recorrido, el Grand y el Petit Saint-Bernard, en cuyo descenso se encuentra la meta.
La totalidad de la etapa, de 159 kilómetros, se desarrolla en el ascenso y el descenso de estos dos gigantes, el primero de categoría especial y su hermano menor de primera.
Una jornada propicia para las aventuras de larga distancia, incluidos los implicados en la general que quieran probar su suerte.
Aunque todos los favoritos aceptan la superioridad del corredor de nacido en Pinto, localidad aledaña a Madrid, hay algunos, como Andy Schleck, quinto en la general a 2m.26s, que no arrojan la toalla y apuntan "que aún quedan muchas etapas de montaña y puede tener un día malo, como en la París-Niza".
