Tropicalísimo. Alcides Berardo es uno de esos éxitos de la vieja guardia del cuarteto que sigue sonando y hoy recorrerá sus clásicos en el Casino del Bono Park a las 00, junto a tres bailarinas y dos músicos.
59 años de edad y 47 de escenarios, como parte de Los Playeros -grupo en el que quedó su hermano Víctor, que murió en la ruta, en febrero- y después solista. Cordobés de nacimiento -de Río Cuarto-. Sus espesos y morenos rulos, fueron (y son) su marca personal. Si "Todo tiempo pasado fue mejor’, él dice que "no es tanto así’.
La bailanta de hoy y de ayer, el éxito del que se bajó cuando Buenos Aires le abrió las puertas, su refugio en San Luis y la mafia del ambiente. Estos son los de los temas dialogó con DIARIO DE CUYO.
– La vorágine que, incluso, costó la vida de Gilda y Rodrigo, ¿fue siempre igual en el cuarteto?
– Creo que sí. Quizás influye la juventud y que los vehículos de hoy son muy potentes y rápidos. Pero, antes, el ambiente era más sano.
– ¿Influyó la droga?
– La noche tiene de todo y hay jóvenes cantantes con dinero en el bolsillo, poca edad y mucho poder; ellos no aceptan consejos porque lo saben todo. Yo a lo que siempre le tuve miedo fue a la droga, siempre fui adicto al cigarrillo y nada más. No necesito droga para hacer 5 shows; mientras más actúo, mejor estoy; con un licorcito o una piña colada para endulzar el paladar, basta.
– ¿Otro de los peligros es la mafia que existe en el rubro?
– Viene de los empresarios y los representantes. La mafia siempre existió en el cuarteto. Yo la pasé muy mal en Buenos Aires y pagué un alto costo, me tirotearon un auto y una propiedad, y me robaron otro vehículo; pero lo pude superar.
– ¿Cómo lo hizo?
– Me disparé a San Luis en el "89 o "99 para calmar las aguas. Después volví a Buenos Aires en 2002, calladito la boca.
– ¿De qué manera se mueven?
– Por ejemplo, nos ponían droga en los equipos y nos hacían trampa para que nos atacara la policía y no llegáramos al siguiente show. La competencia hace que uno quiera voltear al otro, y eso es a cualquier precio.
– ¿Qué falta en la movida actual para que el cuarteto vuelva a ser lo que fue?
– El público, que del "89 al "96, tuvo un momento muy especial; entrar a una bailanta en ese tiempo, era un lujo. Pero con la aparición de los grupos villeros, cambió todo, empezaron a sobrar las armas blancas y las letras incitando a la agresión. Pero la gente está volviendo a los cauces de los "70, "80 y "90. La cumbia villera perdió espacio.
– ¿Usted nunca más hizo bailantas?
– Es un circuito peligroso, no voy a las bailantas así me paguen oro, hago fiestas privadas y boliches.
