El joven alemán de 17 años que ayer asesinó a tiros a 15 personas entre su ex-colegio de Winnenden y un aparcamiento de Wendlingen, para suicidarse después, actuó con premeditación al anunciar su masacre en internet.
Tim Kretschmer era un muchacho aficionado a los video juegos violentos, depresivo y con acceso al arsenal de su padre.
El joven, que el miércoles perpetró una matanza entre escolares y maestros del colegio, además de un jardinero, un empleado y un cliente de un concesionario de autos, había avisado de sus intenciones a un amigo a través de un "chat" en internet pocas horas antes de lanzarse a ejecutar la matanza.
"Lo digo en serio, Bernd, tengo armas aquí y mañana temprano iré a mi antiguo colegio para hacer una buena barbacoa", escribió Tim en un "chat", según informó ayer el ministro de Interior de Baden Württemberg, Heribert Rech.
"Estoy harto de esta vida" y "nadie reconoce mi potencial" fueron otras de las frases del "chat" leídas ante la prensa por Rech, quien reveló también que el joven había recibido tratamiento psiquiátrico por depresión y, en alguna ocasión, había sido internado pero había interrumpido sus visitas posteriores al médico.
Las palabras de Tim advirtiendo de la inminente masacre fueron registradas sobre las 02,45 horas del mismo día del crimen por un joven de Baviera, que no las tomó en serio y que, tras la masacre, avisó a la policía, dijo Rech.
Añadió que el joven utilizó para su masacre una pistola automática Baretta de 9 mm, que su padre guardaba en su dormitorio, así como más de 200 balas que tomó de uno de los dos armeros cerrados con una combinación.
Se sabe que descargó 60 de esas balas en el colegio de Albertville, donde había terminado sus estudios de enseñanza secundaria dos años atrás, y también que la mayoría de las víctimas en ese lugar fueron mujeres: ocho alumnas y tres maestras, del total de las doce personas que mató en la escuela.
Al comienzo de su huida y cuando corría desde el colegio hacia el centro de Winnenden descargó otros nueve proyectiles en el parque del centro psiquiátrico donde debía haber continuado tratamiento y que alcanzaron mortalmente a un jardinero.
Otros 44 disparos fueron hechos por el joven al término de su fuga de 40 Km,
en un coche robado, hasta Wendlingen, donde mató a un vendedor de automóviles y a su cliente.
Las últimas balas las empleó en abrir fuego contra los agentes que lo tenían acorralado y, tras resultar herido en la pierna, para dispararse un tiro en la cabeza.
En lo que concierne a sus víctimas en la escuela había apuntado directamente a la cabeza, lo que unido al hecho de que se trataba de mujeres dio pie a especulaciones acerca de una posible frustración sentimental.
Sí está claro, por ahora, que pese a esos problemas psicológicos tenía acceso al arsenal de quince armas y abundante munición de su padre, que guardaba en la casa unifamiliar donde residían.
Rech subrayó que el joven era un experimentado tirador que acompañaba con frecuencia a su padre el club de tiro y que éste fomentaba la afición por las armas del adolescente, que era propietario a su vez de una amplia colección de pistolas y carabinas de aire comprimido.
La fiscalía ha abierto diligencias contra el padre, porque aun teniendo licencia no guardaba las armas convenientemente y consideran que ha atentado contra las leyes de posesión de armas.
