La explosión de una furgoneta-bomba, cargada con 300 kilos de explosivos atribuida a ETA, causó ayer más de 60 heridos leves en la ciudad de Burgos, en el norte de España que las autoridades consideran un "gran atentado fallido" con el que pretendía causar una masacre.

El ataque ocurrió frente a un cuartel-residencia de la Guardia Civil en Burgos, un edificio de 14 pisos.

Los guardias civiles y sus familias dormían cuando parte de la fachada del edifico en el que se encontraban 120 personas, 41 de ellos niños, se derrumbó tras la explosión, que ocurrió poco después de las 04.00 hora local sin que se produjera una llamada de aviso previa.

La mayoría de los heridos sufrieron cortes y heridas por el alcance de cristales. Las 38 personas que fueron trasladadas al hospital tras la explosión fueron dadas de alta en el transcurso de la mañana de ayer, según el portavoz de emergencias.

Los guardias civiles, siete horas antes de la explosión sospecharon de la furgoneta y de otro vehículo estacionado en la zona. Tras realizar las correspondientes comprobaciones llegaron a la conclusión de que era de un vecino, ya que los terroristas habían robado un coche similar, a la que le habían doblado las placas, que coincidían con la matrícula de esa persona. Ante tal coincidencia del coche modelo Mercedes Vito color blanco, la custodia del cuartel no se alertaron del atentado que ocurrió horas después.

Según las fuentes, sin aviso previo el coche bomba fue activado por los presuntos terroristas a las 14.15, mientras que un tercer etarra les esperaba en otro coche para huir del lugar.

Las cámaras de seguridad instaladas en las puertas del edificio captaron el momento en que miembros de la ETA estacionaban el vehículo pasadas las dos de la tarde. Sin embargo, no se ha podido determinar el números de terroristas que participaron del hecho y los que huyeron del lugar.

La casa cuartel fue evacuada tras quedar prácticamente destrozada por la potente explosión de la furgoneta con matrícula falsa que, según el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, podría haber sido robada en

Francia por la misma banda terrorista. "Fue un gran atentado fallido que buscaba víctimas mortales", aseguró el funcionario, tras visitar el lugar donde se produjo el atentado.

Esta última acción de ETA subraya la capacidad de la banda armada pese a que el Gobierno destaca su debilidad tras los recientes reveses policiales contra su cúpula. "Son asesinos, salvajes y enloquecidos, y eso no los hace más fuertes pero, sin duda, los hace más peligrosos", dijo el ministro.

Por si parte, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, aseguró que los autores del atentado "acabarán muy pronto en la cárcel".

A ETA se le atribuye la muerte de más de 800 personas en los últimos 40 años, en medio de una campaña por establecer un país vasco independiente en el norte de España y el sur de Francia.