Los ojos celestes se le llenaron de lágrimas al hablar de los hijos que no la ayudan. Sin embargo, dijo que ella no quiere que le den asistencia porque ellos tienen sus problemas y después le reprochan la ayuda. Así, entre contradicciones y con una vitalidad envidiable para sus 81 años vive María Benita Olivera, la mujer que tuvo 33 hijos, y dice que es parienta política del extenista José Luis Clerc. La vida de la anciana se dio a conocer hace una semana y su historia levantó polvareda, porque empezó a rodar el rumor de que la anciana regaló a algunos de sus hijos.
La mujer, que nació en Alemania, negó la entrega de sus hijos y lo hizo rotundamente. “Cómo los iba a dar si los llevaba durante muchos meses dentro mío y a todos los quise”, dijo María y admitió que a uno de sus 33 hijos lo entregó a una familia, pero que lo vio en alguna oportunidad y que él sabe quién es su verdadera madre.
Por su parte, Deolinda Clerc, una de las hijas más chicas de la mujer, dijo que “esos rumores siempre circularon porque nunca nos vieron a todos juntos. Sin embargo sólo uno de mis hermanos fue dado a una familia para que lo cuidara y él sabe quién es su verdadera mamá y alguna vez la vino a ver”.
Ante estos rumores, DIARIO DE CUYO consultó a los vecinos de la mujer. Dijeron que si bien muchas veces escucharon esas versiones ellos no las podían confirmar. “Desde que la conocí, sus hijos crecieron con ella. Si bien algunos se fueron, otros están cerca, pero nunca vimos nada raro”, dijo Jorge Domínguez, uno de los vecinos de la familia de María. Al igual que este hombre varias personas más aseguraron que nunca vieron nada anormal. Incluso uno de ellos, Sebastián Garay, dijo que la conocía de antes que llegaran a la localidad sarmientina, Colonia Norte (hace unos 18 años) y nunca dejó a sus hijos. “Hubo gente que se los pedía para criarlos, pero ella no los daba”, aseguró el vecino.
Otra trama de la intrincada vida de la mujer son los conflictos familiares. Las diferencias entre sus hijos y los reclamos por la ayuda que le brindaban a la carenciada anciana, fueron los motivos que los llevaron a distanciarse.
Si bien no recuerda el nombre de toda su descendencia, doña María, como la conocen en Colonia Norte, dijo que su numerosa familia se juntaba para las fiestas de fin de año. “Una vez estuvieron más de 25 hijos míos juntos”, dijo y contó que si bien no asistían todos (3 hijos ya murieron), esas fiestas generalmente terminaban mal. Y esa fue una de las razones por las que se separaron.
“Empezaban a tomar vino y cuando se desconocían comenzaban a echarme en cara la ayuda que me daban. Por eso, yo les dije que no quería nada más de ellos. Hay hijos que viven bien y otros que están en la misma o en peor situación que yo y no me pueden ayudar. Además tienen sus problemas familiares y sus propias necesidades”, dijo.
Sumado a esto, Deolinda, que vive cerca de su madre, contó que los hermanos se distanciaron por un conflicto que tuvo ella, su exmarido y una de sus hermanas. “Mi hermana se fue con mi esposo y ahí nos separamos. Algunos de mis otros hermanos se pusieron del lado de ella y eso yo no lo perdono. Mi mamá entendió que yo era la víctima y por eso estoy junto a ella”, dijo la mujer que tiene 33 años y 7 hijos.
UNA HISTORIA DE PELÍCULA
La mujer formó 3 veces pareja y tuvo 33 hijos. Actualmente vive de la misma manera que hace 50 años. No tiene televisor y cocina con la leña que todos los días recoge del campo. Un rancho oscuro y apuntalado con palos es el lugar donde pasa sus días, mientras que un brasero calienta sus pies. Así, llena de necesidades, pero totalmente satisfecha vive la mujer que aseguró que 7 de sus hijos nacieron durante la convivencia con Julio Clerc, uno de los hermanos mayores del reconocido extenista “Batata” José Luis Clerc.
Vivió en varios puntos de San Juan: Caucete, Tres Acequias, Pocito, Concepción y 25 de Mayo. Pero aseguró que le gustaría morir en Colonia Norte, que es donde actualmente vive, junto a 4 hijos y algunos nietos.
Con un mate caliente en sus manos y sentada en una silla plástica que tiene sus patas rotas, contó que espera con entusiasmo que terminen la pequeña casa que le está construyendo personal de la Municipalidad de Sarmiento. “Con mis años sueño con poder tener un techo que no se llueva ni se vuele y sillas en las que me pueda sentar cómodamente”, dijo.
