En la sala de cuidados intensivos del Hospital Marcial Quiroga, lo único que interrumpe el silencio es el bip de los monitores. Elena, tiene 37 años y pesa más de 200 kg. Está conectada a uno de estos aparatos, sumida en un sopor profundo que la rescata de una muerte segura. Su cuerpo, deformado por el sobrepeso, está postrado en una cama con comandos electrónicos, mientras a su alrededor las enfermeras se mueven rápidamente, para atender a los tres pacientes ubicados en la misma sala. Elena llegó hace 2 días y es la quinta paciente superobesa que reciben en ese servicio, en los últimos 3 meses. Una neumonía y una insuficiencia respiratoria severa la trajeron al Hospital Marcial Quiroga, donde fue sedada para que pudiera respirar, mientras los médicos tratan de salvarle la vida, lidiando con su sobrepeso y manteniéndola compensada.
‘No es fácil tratar con estos pacientes. Ni siquiera podemos pesarlos con exactitud, pese a que hemos ideado un sistema artesanal con una báscula para tener una idea aproximada de su kilaje.
El simple hecho de tomarles la presión arterial es complicado, porque el aparato no alcanza a rodear sus brazos‘, dijo Mariano Sisterna, uno de los médicos. A él también le tocó recibir a Juan (50 años, 300 kg de peso) y atenderlo hasta que se fue de alta, hace pocos días. Precisamente Juan fue quien estrenó un guinche hidráulico para grandes pesos, que fue adquirido por el hospital para poder trasladarlo, porque el hombre ya no se movilizaba solo.
‘Es muy complicado diagnosticarlos. El ultrasonido de las ecografías no puede atravesar tanto volumen, tampoco se pueden hacer tomografías. Lo único que podemos hacer es palpación. Hasta el respirador trabaja forzado‘, dijo Sisterna.
La tarea de colocar un catéter en el cuello de Elena demandó la ayuda de 3 personas más. Y para higienizarla -algo que se hace 3 veces por día- hacen falta por lo menos 3 ó 4 personas. ‘Las enfermeras son personas normales, que terminan con problemas de columna y de tendones, por la fuerza que tienen que hacer‘, dijo el médico. Miriam, la hermana mayor de Elena (foto), dijo que ‘últimamente, había que ayudarla para muchas cosas‘.
Si la evolución de Elena es buena, pensarán en la colocación de un balón gástrico por vía endoscópica. Se trata de una especie de pelota de látex que ocupa lugar en el estómago y el paciente se siente, literalmente, lleno. ‘Así como está, no es candidata a una cirugía. Para operarla, el cirujano tendría que introducir todo su antebrazo en el abdomen, como mínimo. Por eso, vamos a ayudarla a bajar un poco de peso y recién ahí pensar en una cirugía‘, aseguró Sisterna.
