La cantidad de muertos y contagios por la epidemia de un raro tipo de gripe porcina comenzó a bajar en México, pero al mismo tiempo el virus se propagó más países, entre ellos Argentina con 12 casos sospechosos, lo que llevó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a pedir al mundo prepararse para una pandemia.
EEUU informó que el número de casos de infectados en el país subió a 65 y alertó de que la situación empeorará y habrá muertes, lo que llevó a la Casa Blanca a solicitar 1.500 millones de dólares al Congreso para hacer frente a la enfermedad.
En México dejaron de funcionar miles de restaurantes, bares, iglesias y hasta gimnasios y la gente se volcó a comprar mercadería por miedo a que los supermercados también puedan cerrar.
Autoridades de la capital mexicana -que concentra la mayoría de casos- advirtieron que la población deberá convivir con el virus por largo tiempo.
"Los países deben aprovechar la oportunidad para prepararse para una pandemia", dijo Keiji Fukuda, director general adjunto de la OMS, a periodistas.
Eso refleja un fuerte incremento del riesgo de contagio global, luego de que fueran confirmados casos en Canadá, Reino Unido, Israel, Nueva Zelandia y España y Costa Rica.
En lugares tan distantes como Australia, Francia y Escocia y otros más cercanos como Guatemala, Chile, Costa Rica, Colombia, Perú y Brasil se estudian posibles casos. La epidemia comenzaba a golpear al turismo y a las compañías aéreas desde que EEUU, Canadá y la Unión Europea pidieron evitar viajes a México que no sean esenciales y Cuba directamente suspendió los vuelos.
El afamado balneario de Cancún, en el Caribe mexicano, no estaba recibiendo cruceros, sufría cancelaciones de reservas de vacacionistas y fueron suspendidos congresos de especialistas.
La nueva cepa de influenza, una mezcla de varios virus de porcinos, aves y humanos, representa el mayor riesgo de pandemia desde que surgió la gripe aviaria en 1997.
En la Ciudad de México, en cuya área urbana viven casi unos 20 millones de personas, los centros comerciales, que permanecen con sus puertas abiertas, estaban prácticamente vacíos y el Congreso sesionó a puertas cerradas.
"Habrá que recordar que hay que prepararnos para las semanas que vienen (…), hay que pensar que vamos a tener que coexistir con este virus un largo período de tiempo", advirtió el alcalde capitalino, Marcelo Ebrard, en una rueda de prensa.
Las personas que circulaban por la ciudad en su mayoría lo hacían con tapabocas, siguiendo las instrucciones de las autoridades que pedían protegerse y evitar aglomeraciones. Las clases en las escuelas están suspendidas hasta el 5 de mayo. Pero muchos mexicanos acudieron a los supermercados por compras de pánico para abastecerse ante los temores de que pudieran escasear los víveres o cerrar más tiendas.
La Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicios y Departamentales (ANTAD), que integra a más de 17.000 tiendas de México, pidió hoy a los ciudadanos que no aumenten las compras por temor a que cierren, al asegurar que seguirán abiertas.
No existe una vacuna contra esta nueva cepa y crear una podría tardar seis meses, pero el virus es tratable con antivirales, de acuerdo con las autoridades mexicanas. Sin embargo, en el caso de Mauricio Valentín, que murió a los 24 años supuestamente por este virus, los médicos tardaron cuatro días en recetarle antivirales pese a que tenía fiebre, tos y vómito, dijo su cuñado Thrister Martínez.
"Los doctores le dijeron las dos primeras veces que no tenía nada, sólo una infección en la garganta", lamentó.
México se blinda
La populosa Ciudad de México una de las mayores urbes del mundo se blindó ayer a modo de cerrojo sanitario para prevenir nuevos contagios. Hasta el 6 de mayo se obligó a cerrar restaurantes y los puestos de ventas de los populares tacos.
La cadena de cafeterías Starbucks avisó que cerrará 10 tiendas en la Ciudad de México luego de que uno de sus empleados comenzó a ser atendido por síntomas de influenza.
El fin de semana, millones de habitantes de la capital mexicana se recluyeron en sus casas en medio del cierre de parques, museos, bares, estadios y hasta iglesias en el segundo país con más católicos después de Brasil.
