Cuando una competencia llega a la decena de ediciones, comienza a ganarse un lugar en el corazón de los aficionados. Cuando esa prueba está muy identificada con personalidades que dieron lustre a la historia del ciclismo sanjuanino, empieza a ser un trofeo que todo ciclista quiere llevar a su vitrina. Algo que ocurre con el Circuito Carlos Escudero, que nació en 2001 como una manera de homenajear al hombre que ganó el primer título argentino de ruta con una casaca sanjuanina en 1969. La carrera que, inicialmente la organizaba el Club Del Bono, con el apoyo del Club Sol Naciente, fue creciendo paulatinamente. A aquella primera edición que ganó Oscar Villalobo, en 2001, la sucedieron diez más que entronizaron al catamarqueño Darío Díaz como el más ganador (sumó cuatro victorias). La responsabilidad de la organización pasó de manos del club grande de Rivadavia a la entidad barrial que tiene su sede en la Villa Flora, de donde, Carlos Escudero es su vecino ilustre.
En sus ediciones anteriores siempre fue un circuito chico al que se giraba en una docena de vueltas. Recorriendo siempre calles aledañas al conglomerado poblacional ubicado en el límite oeste de la calle Comandante Cabot.
En esta ocasión, se decidió cambiar el recorrido. Y si bien se respetó el espíritu de concentrar largada y llegada en la Villa Flora, se decidió “sacarlo” un poco más a la ruta abierta. La carrera que se disputará desde las 16:30 será una “mini” vuelta a Rivadavia, porque transitará por La Bebida y Marquesado. Será más duro que sus antecesores porque de los 567 metros de altura sobre el nivel del mar que hay en Cabot y Villicum, deberán transitar por un falso plano hasta el Jardín de los Poetas (747 msnm), que si se transitan con cadencia alta irán minando las piernas de los pedaleros.
Pero, así como habrá que ser muy inteligente y tener suerte de no perder rueda en el leve, pero continuo ascenso de la Avenida Ignacio de la Roza; también será clave que los competidores se empleen a fondo en la “bajada” por Avenida Libertador.
Aunque distinta y, posiblemente, más dura, esta versión del “Escudero” apunta para ser una carrera que se defina en sprint masivo. Por lo que cada equipo deberá esmerarse para dejar bien ubicados a sus velocistas en la recta final de medio kilómetro entre Meglioli y Villicum.
