�Para los investigadores, las únicas pruebas que faltan para cerrar el círculo de sospechas sobre Pamela Carrizo y su amante Luis Brizuela, son el TV de 42 pulgadas y el teléfono celular de la joven que (según ella) le robó el ladrón que mató al padre de sus hijos. Los pesquisas están convencidos de que esos elementos tuvieron un destino muy distinto al de un botín, porque suponen que la sospechosa los hizo desaparecer para encubrir un crimen con otra motivaciones.
“Para mi lo mató ese hombre y no sé si no quiero creer que fue ella. Esto nunca hubiera pasado, si ella no lo quería a mi hermano lo tendría que haber dejado”, aseguró ayer Mariam Moreno.
