“Dale Florencia, dejá de pifiarle porque así nos van a pasar todos”, le dijo Roberto risueñamente a su compañera mientras esperaba que la chica pudiera embocar una pelota en el aro, la prenda del 10mo puesto de control que tuvo la Aventura Urbana 2012, que se disputó ayer en Capital.
Este puesto, ubicado en el Parque, fue el más divertido de todos, ya que una gran parte de los 1.600 competidores aprovechaban la falta de habilidad de sus colegas para intercambiar bromas y distenderse.
La competencia que ayer ganó la dupla formada por el triatlonista olímpico Gonzalo Tellechea y el atleta Diego Elizondo, tuvo 17 postas en las cuales los competidores de todas las categorías debían cumplir con alguna prenda. Por ejemplo, los corredores de la categoría competitiva debían pasar por la Plaza Yrigoyen y averiguar con qué se formó la joroba. En la Peatonal debieron sólo marcar la tarjeta de la misma manera que lo hicieron en la Legislatura, en la Casa de Sarmiento y en el Estadio Cerrado. Una de las postas más difíciles fue la del Centro Cívico, ya que tuvieron que subir cinco pisos por las escaleras.
Para las categorías participativas, el recorrido era mucho menor, ya que la que más extensa era de 5 kilómetros, mientras que los papás con sus hijos recorrían 2 km. Las postas que debieron cumplir la categoría de papás e hijos fueron el Teatro Municipal, la Peatonal, la Plaza 25 de Mayo y la Plaza Aberastain, mientras que a medida que crecían los kilómetros por categoría aumentaba la cantidad de postas.
En uno de los pocos puestos que todas las categorías (competitiva, participativa y la de padres e hijos) compartieron, fue en la que debían saber en que año se fundó el DIARIO DE CUYO. Si bien el dato estaba a la vista de todos en la puerta, muchos competidores intentaron adelantarse y antes de largar le preguntaban a sus colegas para que les facilitaran la información y de esta manera poder ganar algunos segundos con la intención de ganar puestos en la clasificación general.
Otra posta divertida para la categoría de padres e hijos, fue la que debían cumplir en el cruce de las peatonales. Mientras los papás intentaban que les sellaran el pasaporte, los nenes querían un globo del payaso Luisito y esto generaba una demora impensada para los padres que intentaban convencer a sus hijos que luego de la carrera les iban a comprar el globo que más les gustara. Esto sucedía mientras los cafés del centro estaban repletos, como es costumbre que suceda los sábados, y los clientes aprovecharon para conocer un poco más de esta competencia.
