"Hace 30 años que voy a San Juan con intermitencia", dirá su paisano timbre de voz. Ese que puede fundir las raíces más melodiosas del folklore, recitar la idiosincrasia popular y revelar los desechos más escatológicos de la política. "Hoy, un policía tiene que hacerse socio de los ladrones porque no le alcanza para comer" pero "para la presidenta todo son sensaciones", subrayó sin recortes. Como buen andador de caminos, Argentino no esquiva los fardos sociales y entona su postura más comprometida -muy lejos de cualquier pose condicionante-. "El pueblo sigue con hambre y el gobierno está convencido de que no hay pobres ni violencia, pero a mí nadie me va a vender una ficha alrededor del obelisco", aclaró el poeta y guitarrista que esta noche hará oír su canto en La Ermita, Calingasta.

– Homenajeó a la Negra Sosa en el Cosquín del Bicentenario. ¿Cómo vivió el "después de…"?

– Con mucha emoción porque ella sigue estando presente con su cancionero, con sus palabras, con sus discos. Para la apertura decidí cantar una zamba que La Negra tuvo la posibilidad de escuchar, porque la escribí dos años antes que falleciera. Ella estaba en México y una radio de Córdoba hizo el enlace para que pudiera oírla. Le gustó mucho.

– ¿Y qué festeja usted del Bicentenario?

– Justamente, la Patria misma, con sus bajadas y subidas.

– ¿Más bajadas o subidas?

– Todo el mundo está en bajada. Esto es un problema global. Si uno universaliza la mirada y el pensamiento te das cuenta que al mundo no le va bien. El hombre mismo se ha encargado de ensuciar todo y ahora le está costando trabajo remover la basura.

– ¿Hay esperanza?

– El país necesita esperanza para seguir andando. Si uno cree que con las mentiras que nos dicen y nos vienen diciendo todo termina aquí, no nos va a ir muy bien que digamos.

– ¿Lo dice por el gobierno K?

– Yo creo que todos los políticos nos han macaneado. Peronistas, radicales, blancos y amarillos. El pueblo sigue con hambre, han amontonado a los chicos en las calles, cartoneros, sin ir a la escuela, abandonados totalmente. No sólo se ve en Buenos Aires. Lamentablemente esto se ha extendido a lo largo y a lo ancho del país. Pero a mí nadie me va a vender una ficha alrededor del obelisco.

– ¿Qué buzón se quiere vender?

– Muchos. Este gobierno está convencido de que no hay pobres, que no hay violencia y no hay muertos. Hoy, un policía tiene que hacerse socio de los ladrones porque no le alcanza para comer. La Presidenta tiene una mirada muy cortita de las cosas. Para ella todo son "sensaciones".

– ¿La política inspira o desanima?

– Un poeta llamado Rafael De León decía que "el día que los pueblos sean libres, la política será sólo una canción". Todos hacemos política. El ama de casa, el taxista, el padre, el hijo. Lo que pasa es que hay política y poliquetería. Es como la palabra. No hay malas palabras, hay malas intenciones.

– ¿El conflicto del campo y el gobierno es poliquetería?

– Y sí, fijate que Lula (presidente de Brasil) convocó a toda la gente del campo, les preguntó cuanto producían, le dijeron los montos y les dio el doble para que produzcan más. Lo que veo de estos dos personajes (el matrimonio Kirchner) es la soberbia. No te hablan, te gritan y te retan. Lo que no pueden aclarar es cómo se hicieron millonarios en tan poco tiempo.

– ¿Una contradicción?

– Entre otras. Ella cree que los derechos humanos son nada más que meter preso a los milicos, que me parece bien; pero los derechos humanos también son para erradicar la pobreza.

– Su comprimo social es muy pronunciado. ¿Alguna vez le ofrecieron algún cargo político?

– Dos o tres veces. Pero está tan denostada la dirigencia política que si me meto van a decir que me vendí o perdí la moral.

– ¿Qué opina del triunfo en Chile de Sebastián Piñera? Luego de muchos años un candidato de la derecha fue electo presidente…

– Cuando vi por televisión el abrazo de Frei y Piñera, vi a dos chilenos tratando de hacer las cosas bien. Pero los pueblos lo que necesitan es trabajar, estar más o menos bien pagos y tener más o menos una jubilación decente. La gente ya no pide tanto, pero sí merece respeto. Y no pasa por derecha o izquierda… El hambre no tiene banderas políticas.

– Por último, con tanta dirigencia conflictiva ¿Piensa que Cristina acelerará su fecha de vencimiento?

– Yo creo que sí. Ojalá y debe ser así, que termine su mandato. ¿Después? Que le vaya a cantar a Gardel (risas).