Dos años después del histórico 25 de mayo
de 1810, y por disposición de la Asamblea
General Constituyente del Año XIII, se comenzó
a celebrar como fiesta cívica el aniversario
patrio. Sin embargo, como cuenta
el profesor César H. Guerrero, San Juan se
había adelantado y en el primer aniversario
el Cabildo sanjuanino ya había tomado medidas
conmemorativas. Para los días 24 y 25
de mayo de 1811 se convocó al pueblo a
acompañar el paso "del Real Pendón, asistir
a la Misa solemne (à) y a participar del sarao
y de los juegos populares", la mayoría de
los cuales se desarrollaban en la plaza principal.
Horacio Videla, apunta, a su vez, que
en aquella ocasión el estandarte real se paseó
"con la mayor pompa y magnificencia",
y que "hubo banquete para las autoridades
y tres días de sarao ofrecidos al pueblo por
el alférez real y el
alcalde de primer voto".
El mensaje del teniente gobernador y presidente
del Ilustre Cabildo, Saturnino Sarassa
para cumplir la invitación por mandato
de la Asamblea del Año XIII fue leído
varias veces en la plaza Mayor y decía: "(à)
Por cuanto se aproxima la celebración del
día de nuestra gloriosa revolución política,
este Gobierno, inflamado de los más nobles
sentimientos de un verdadero ciudadano y
teniendo a la vista las sabias superiores órdenes
del Supremo Excelentísimo Superior
Gobierno que nos rige, ha venido en mandar
y publicar el auto del tenor siguiente:
"Todos los vecinos comprendidos en el recinto
de esta Ciudad, sin distinción alguna,
iluminarán sus pertenencias bajo la multa
de cuatro pesos aplicado en forma ordinaria,
tres días consecutivos contados desde
esta noche, asistiendo al sagrado sacrificio
y Tedeum por tan laudable inauguración, so
pena de ser detenidos y reputados por
opuestos a nuestro general sistema, sin necesidad
de otra justificación, a menos que su
actual imposibilidad no le justifique lo contrario.
Así mismo se ordena estrechamente
y bajo la multa de ocho pesos aplicados en la
misma forma a los Alcaldes de cuarteles
que cuiden inviolablemente que en las esquinas
de su respectiva jurisdicción se
forme un fogón en cada una, que deberá iluminarse
pasada la oración, en obsequio de
tan recomendada memoria. Y para que llegue
la noticia a todos y ninguno alegue ignorancia,
publíquese en forma de Bando
por ante mi infrascripto Secretario, San
Juan y Mayo veinte y tres de mil ochocientos
trece años". Pedro Antonio Vera, Secretario
de Gobierno. La fiesta duraba varios
días, y el vino y aguardientes estaban muy
presentes.
El servicio de limpieza del Gobierno debió
pedir colaboración para poner "orden" en la
plaza ante tanto jubilo y festejos. Las tropas
del Ejército permanecieron allí hasta la terminación
de las celebraciones. Tras la creación
de la bandera nacional en 1812, el celeste
y blanco reemplazó los colores
españoles definitivamente y la plaza (hoy
"25 de Mayo") comenzó a lucir
permanentemente escarapelas, y el estandarte
patrio en lo más alto.
