La realidad argentina está marcada por un clima de crispación incentivado desde la política y de miedos sociales por el avance de la inseguridad y la delincuencia. Este contexto hace que los profesionales y ejecutivos argentinos tengan poco optimismo en el futuro. En la sociedad existe el convencimiento de que, lejos de mejorar las condiciones de vida comunitaria, los problemas se profundizarán en los próximos años.

Esta sensación de pesimismo quedó de manifiesto en un trabajo del Observatorio de Perspectiva de la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES) entre 338 profesionales y ejecutivos de todo el país. La pregunta inicial de ¿Cómo será la Argentina en 2020?, proyectó la desazón colectiva en diferentes campos. No se esperan modificaciones sustanciales en el comportamiento social, aumentará considerablemente la desconfianza en la credibilidad de la dirigencia política, con un aumento del nivel de autoritarismo, y será mayor la incertidumbre frente al delito.

El 53,8 por ciento consideró que en 2020 el delito y el narcotráfico serán mayores que en estos momentos de salideras bancarias y homicidios a diario. Crece la desconfianza en los dirigentes sobre su capacidad de cumplir las obligaciones para las cuales fueron votados. Para el 53,5% será menor la credibilidad de los políticos. Es significativo relacionar el estudio actual con el realizado en 2004. Allí se concluía, por ejemplo en cuanto a la funcionalidad política, que para el 2015 existían muy pocas expectativas de reformas sustanciales, una caída en la credibilidad de la dirigencia política y un aumento del autoritarismo. En la consulta última, en relación con el año 2010, se ratifican esas señales.

En las poblaciones del interior se observa que la situación desfavorable se transforma en un futuro crítico. En la ciudad de Buenos Aires y su primer cordón suburbano, se presume un deterioro moderado de las condiciones de vida en sociedad en relación con el hoy, con un marcado optimismo por la participación ciudadana en la resolución de los problemas de la comunidad. En los centros urbanos del interior, se advierte una percepción de clara pérdida, tanto de participación como de calidad de vida para 2020.

El diagnóstico de la situación es necesario para no ser sorprendidos luego por un hecho consumado. Se hace necesario pues, adoptar medidas preventivas. La dirigencia deberá cuestionarse su actuar, ya que la ciudadanía tiene necesidad de recrear la confianza en quienes gestionan la cosa pública, permitiéndole recuperar la esperanza y el sentido de vivir en sociedad.