Los noventa y tres minutos daban pie para pensar que todo estaba terminado. Aunque no. Los genios siempre tienen un plus. Algo más que el resto. Por eso Messi arrancó como si fuera la primer pelota del partido. Gambeteó a tres venezolanos y su remate de zurda, maradoniano en forma de homenaje para su DT, saludó el palo izquierdo del arquero Vega y se fue. Ahora sí, el final llegó con el pitazo del árbitro. "Messiii, Messiii", retumbó en el Monumental. Lo mismo que había pedido el Diez técnico para el Diez jugador en la previa. Ese que ayer tomó su legado al calzarse la camiseta de la decena y darle el gusto que tanto reclamó el Pelusa, en la previa a su primer partido oficial en el cargo.
Messi se ganó esa ovación final por lo que hizo en la cancha ante los venezolanos. Más allá de las reverencias hacia el pibe que apenas llega al 1,70 metros de altura y que encandila por televisión en el Barcelona, el zurdo estuvo inspirado. Su primer toque en serio fue un pase a la red como diría el Flaco Menotti. Tras asistencia de Tevez, Messi miró a Vega en primer plano y la acarició a la pelota con su zurda mágica. ¿Resultado? Primer gol oficial en la Era Maradona. Lio estuvo casi siempre recostado sobre la derecha del ataque argentino, tal cual es el deseo de Diego desde que asumió. Desde ahí hizo su segunda gran acción del encuentro, ya en el complemento: llegó al fondo desbordando y tiró el centro atrás para que el Apache marcara el segundo. El rosarino lo festejó más que su propio tanto. Quizá porque recordó la frase de Diego cuando tomó el cargo en la selección: "Lo que quiero es que le den el balón (a Messi) y se divierta. Porque si se divierte, todos nos divertimos". De más estar decir que ayer sobraron las sonrisas en Argentina. Porque la sociedad ‘Messidona’ funcionó de forma ideal.
