Los que esperan más, los que buscan la mosca en la leche para analizar las producciones de Lionel Messi en el seleccionado nacional no tendrán material para hacer dulce. Es que esa remanida frase del Messi frío, del Messi sin carácter quedó reducida a la nada por la nueva faceta que Lio entrega en cada juego en esta versión Copa América. Ya no se queda callado, reclama, insulta, pide. Hasta se comió una tarjeta por dejarle la “patita” al defensor. Es otro Messi pero no dejó de ser el mismo que cuando tiene la pelota, encara siempre, deja muñecos parados y busca verticalidad para todos sus movimientos.
En el primer tiempo fue problema sin solución para Colombia que no lo tomó en marca personal y que intentó hacerlo en zona. Messi en opciones de gol tuvo las suyas y la más clara fue ese rebote alto que cabeceó y le sacó Ospina tras el remate de Aguero en el primer palo. Es el mismo Messi el que juega, pero es otro Messi el que ahora demuestra lo que pesa dentro y fuera de la cancha. Ya a sus 28 años.
