El acuerdo de pago de la Argentina con el grupo de países acreedores, llamado "Club de París”, la sede en la capital francesa, es un paso trascendente para volver a los mercados financieros internacionales y dar a los inversores una mayor credibilidad. El reembolso de 9.700 millones de dólares de la vieja deuda y los frustrados incumplimientos de pago, superan una traba para el crecimiento, al repercutir en la marcha de la economía.
Autorizar al mismo tiempo a las agencias de crédito para la exportación, a reanudar sus préstamos para las exportaciones argentinas, es reabrir una puerta fundamental a nuestro comercio exterior por la importancia de los los países e instituciones firmantes del acuerdo: Alemania, Austria, Bélgica, Canadá, Dinamarca, Finlandia, Francia, España, Estados Unidos, Italia, Japón, Holanda, Reino Unido, Suecia y Suiza.
Israel participó en la declaración y fueron observadores Australia, Noruega y Rusia, Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo, la Comisión Europea y la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD sus siglas en inglés). Por ello economistas y empresarios consideran que este acuerdo no sólo traerá calma al sistema cambiario sino permitirá a la Argentina reinsertarse en los mercados internacionales y no caer en default como consecuencia de la disputa con los acreedores privados o "fondos buitre”.
También se debe valorar la estrategia de negociación, porque estuvo condicionada a la capacidad de pago del país, de manera de no comprometer a las finanzas públicas más allá de nuestra capacidad de pago. Es lo que se califica como una obligación sustentable desde el pago inicial de u$s 650 millones en julio próximo y de 500 millones en mayo de 2015, más intereses y el último pago en mayo de 2016. En cuanto a la herencia que recibirá el próximo gobierno debe señalarse que no se contrae una deuda nueva sino se saldan incumplimientos de vieja data.
El acuerdo con el Club de París no va a tener beneficios inmediatos, pero favorecerá la compra de equipamiento y de tecnología a plazos y tasas internacionales más más baratas. Y, sin duda, una reacción positiva a nivel mundial que muy pronto va a traer calma al inestable mercado cambiario argentino y potenciará la inversión.
