Por primera vez se realizó en Sudamérica un encuentro internacional de más de un millar de especialistas en inteligencia artificial y Buenos Aires fue elegida sede por el desarrollo argentino, con más de 50 expertos en robótica en centros de investigación y universidades, entre ellas la de San Juan, una de las más adelantadas en esta complejidad científica.

Nuestro país se destaca internacionalmente en sectores como el de la agricultura de precisión, con sensores que pueden controlar campos de cultivo, determinar con exactitud las semillas, el agua, fertilizantes y todo el proceso hasta la cosecha manejado a control remoto, incluyendo maquinarias y monitoreos con drones. Todo es software creado en la Argentina y, además, exportado globalmente, incluso a naciones industrializadas.

La inteligencia artificial, si bien todavía falta mucho para asimilarlo totalmente como funciona el cerebro humano y reproducirlo, actualmente permite diagnósticos médicos infalibles, realizar trasplantes y potenciar la industria en todas las áreas, ofreciendo dispositivos electrónicos que hace diez años no existían. Se trata de una industria que mueve 20.000 millones de dólares anuales, pero existen ciertas preocupaciones asociadas a su desarrollo.

Por ejemplo los altos riesgos que implica el uso del software con fines bélicos, por el grave peligro de usar inteligencia artificial en armas, como advirtieron algunos de los más reconocidos científicos del mundo durante la convención. Es que con el avance en la generación de súper robots como armas autónomas se pierde el contenido ético y humanitario en una contienda fuera del control humano.

Por otra parte, la inteligencia artificial abre un nuevo frente, el de las tareas rutinarias y sin complejidad que hoy ocupa al 20% de la fuerza laboral. Estos trabajadores podrían ser reemplazados por sistemas automáticos, lo que obliga a pensar en el futuro y valorar cómo ocupar a la humanidad para que pueda ganar su sustento, sin necesidad de realizar los trabajos que realizarán los robots, con mayor eficiencia y calidad.

De lo que no hay dudas es que la inteligencia artificial seguirá dominando el crecimiento del hombre en la vida diaria. Las máquinas inteligentes serán parte de nuestra existencia y será el cerebro humano el que deberá poner límites y orden.