El pesebre significa establo. Sus figuras han sido confeccionadas en diversos materiales y en innumerables tamaños. Según cuenta la historia la tradición de escenificar el nacimiento del Señor se remonta al siglo XIII, y se atribuye a San Francisco de Asís. Esta costumbre tomó auge en Italia desde donde pasó al resto del mundo. En el año 1219 luego de haber formado una nueva congregación religiosa basada en la pobreza, partió a oriente y visitó lugares donde estuvo Jesús. El recuerdo más grande fue la gruta de Belén donde el Señor quiso nacer en austeridad. Un día un hombre rico, llamado Juan, le preguntó a San Francisco, que debía hacer para imitar a Jesús. Francisco le dijo que se preparara para la Navidad, y fue así que ese hombre hizo construir un establo. Desde 1223 muchos pastores y gente pobre fueron a la gruta que Juan construyó y allí mismo con el permiso del Papa, San Francisco celebró la misa. Fue tal su emoción que sintiéndose como un pequeño niño comenzó a balbucear. Entonces pudo verse dentro del pesebre un hermoso bebé dormido, al que San Francisco, sostuvo en sus brazos. Entre los testigos, muchos eran de gran fe, por lo tanto no tardó en divulgarse por todo el mundo. Muchos de los presentes recibieron beneficios espirituales y corporales. De este modo San Francisco de Asís ha dejado en el pesebre un mundo pequeño ideal que el hombre puede construir con sus manos, pero que debe inventar cada año, lleno de esperanza, paz y amor. Hoy es fundamental venerar la figura de ese pesebre, que no necesariamente debe contener todos sus integrantes. Como dijo San Francisco de Asís es la representación o símbolo de la Familia. José, María y el Niño Jesús figuras del misterio divino.
