La peor racha de San Martín parece que no tiene fin. Anoche volvió a perder, fue 0-2 ante Quilmes de visitante y más allá que tuvo un inicio alentador, cuando el local lo vulneró fue práctico. Contra un equipo verdinegro que sufrió la expulsión de Toledo a los 30’ del primer tiempo, casi a la vez que el Cervecero abrió el marcador y todo lo positivo que estaba haciendo de llevarse por delante a Quilmes, se fue perdiendo, todo le costó, no pudo sacarlo adelante, otra vez no tuvo gol y cosechó su cuarta derrota al hilo.
El primer tiempo arrancó con todo a favor de San Martín en base a su estrategia de juego para confundir a Quilmes. Dueño de la pelota, los espacios y a puro toque marcó el ritmo del partido con un mediocampo de 5 hombres. Aunque no pesó en el ataque y eso lo llevó a darle reacción al local.
El mismo que pasados los 20’ se animó y se metió en el partido. Y a los 25’, sin haber hecho nada, abrió el marcador. Centro de Bontempo, cabeceó Canelo y la pelota pegó en el palo, en el rebote le dio Bieler pero Ledesma la sacó en la línea y luego Rodrigo Gómez metió el zapatazo para poner el 1-0.
Y si el gol fue una puñalada inesperada para el Verdinegro, se complicó aun más cuando a los 30’ expulsaron a Toledo (el único delantero) por exceso verbal, y a los 39’ se lesionó Ledesma y entró Bueno para tener un referente de área, pero sin ya la tenencia de pelota y con Quilmes dominando.
El segundo tiempo no varió demasiado. Quilmes defendió su gol y el Verdinegro no tuvo argumentos para llegar al empate. Mayor apostó por la delantera que le dio el ascenso con el ingreso de Figueroa para unirse con Bueno (entró en el 1er tiempo), aunque con escaso dominio en el medio no tuvo creación y menos poder de resolución cuando pasó la mitad de la cancha.
El partido se tornó de ida y vuelta en cuanto a intenciones, pero carente de argumentos sólidos para convertir. Siendo el Verdinegro quien más se exigió por su urgencia y ello lo llevó a quedar más parado, darle la chance al Cervecero, que sentenció la noche a los 34’ con el remate cruzado de Claudio Bieler.
