La sidra es una bebida muy extendida en todo el mundo. Es una bebida alcohólica de baja graduación entre 3 y 8 grados fabricada con el mosto fermentado de la manzana. La sidra natural es la bebida tradicional, sin añadir azúcar, resultante de la fermentación alcohólica total o parcial de la manzana o de su mosto. El gas carbónico que tiene es aportado por vía externa (artificialmente). Existen otras sidras, aunque en menor cantidad, en donde hay un agregado de azúcar (como en el caso de los espumantes) y sus burbujas son naturales, es el caso de la mal llamadas ‘sidras champanizadas‘. El 50% de la producción de manzana de la Argentina se destina a la industria y un 15% del total de la fruta industrializada se emplea para la elaboración de sidra.

En la práctica las manzanas se dividen en tres categorías: dulces, ácidas y amargas. Se excluyen para la fabricación de la buena sidra las manzanas ácidas. Se eligen tres variedades bien identificadas: la Red Delicious (aporta aroma y azúcar), la Granny Smith (aporta acidez), y la Black Winesap (es sumamente jugosa y aporta perfume). Según estadísticas de International Wine&SpiritResearch (IWSR), la producción nacional de sidra es de 67 millones de litros, lo que da un promedio de un consumo per cápita de más de un litro y medio por habitante y año, concentrándose el consumo en un 80% en los meses de octubre a diciembre.

Las importaciones son prácticamente nulas, llegando en años excepcionales a 200 mil litros. El principal destino de nuestras exportaciones es el Mercosur. Argentina no puede competir con otros países que exportan al hemisferio norte -como el caso de España- debido a los costos de flete.

Las ventas anuales al exterior totalizaron 7 millones de litros, apenas el 7% de la producción, con ventas promedio de U$S0,8 por litro. Existen 15 plantas elaboradoras de sidra en el país, de las cuales siete se encuentran en Mendoza, siete en Río Negro y una en San Juan (Calingasta).

A captar el público joven

El periodista Sebastián Ríos, en una muy buena nota publicada en La Nación titulada ‘Ahora, la sidra va tras los pasos del espumante‘, señala que la industria apunta a captar el público de la diversión nocturna, dominado hoy por el espumante y los frizantes, mediante envases individuales de 330 y 660 cc, atractivos y modernos.

Las expectativas en torno a la sidra no son pequeñas. Su consumo global está creciendo a un 9% anual, con mercados estrella como el europeo, donde creció un 22% en los últimos cinco años, o el norteamericano, donde esta ‘bebida furor‘ -como la llamó el diario The Washington Post- acumula un crecimiento del 84% de 2011 a la fecha. La Argentina es el quinto consumidor de esta bebida: aquí se producen 820.000 hectolitros al año, lo que representa el 4% del mercado de las bebidas alcohólicas.

Con la mirada puesta en los jóvenes y en las mujeres, quienes protagonizan el crecimiento de la sidra en Europa y Estados Unidos, no son pocos los que sueñan con que esta bebida siga los pasos de los espumantes.

Los empresarios buscan capturar la tendencia europea de una sidra más pensada para los jóvenes, menos dulce y más astringente, que se tome en forma más cotidiana y en situaciones de consumo diferentes a la tradicional

Hoy en la Argentina el 85% de la sidra se bebe en las fiestas y se quiere cambiar esa moda. Por ello se comenzó con el lanzamiento de porrones de 340 cm3, con chapita como apertura en vez de tapón de corcho o plástico, y la posibilidad de encontrarla en bares y boliches. Incluso en las degustaciones están proponiendo incluso una forma diferente de tomarla: en vaso grande y con hielo, lo que la hace incluso más refrescante, señala el artículo. Sin embargo para una buena sidra hay que cuidar a la planta y la fruta. Esperemos que la sidra nacional mejore en calidad y siga los pasos que recorre nuestro buen vino.