"Yo ya fijé mi posición y sobre este tema no hablo más", dijo ayer, terminante, la ministra de Educación de la provincia, Cristina Díaz. Se refería al proyecto de ley de matrimonio entre personas del mismo sexo. Y de esta manera dejaba flotando una declaración que sugiere más de lo que dice: no sólo no se manifestó en contra de la iniciativa (como sí lo hicieron ya el propio gobernador Gioja, todos los Concejos Deliberantes y casi todos los legisladores nacionales por San Juan), sino que además mantuvo un gesto lleno de significado, cuando la invitaron a lucir una cinta naranja para mostrarse en contra del matrimonio gay, pero se rehusó a hacerlo. Aún cuando junto a ella la mayor parte de las autoridades, como el senador César Gioja, el diputado Daniel Tomas y el intendente Aníbal Fuentes, ya tenían puesta la bufanda o la misma cintita.

Fue justamente esto último lo que motivó la consulta a la Ministra, quien dijo que no hablará más sobre su posición en referencia al proyecto que deberá tratar el Senado el próximo miércoles. Esa fue parte de su respuesta cuando este diario le preguntó sobre el episodio de la cinta naranja, al que otras personas que estaban cerca de ella en ese momento describieron como "violento", pero también al que la propia funcionaria se encargó de restarle decibeles.

El hecho sucedió sobre el palco oficial durante el desfile por el Día de la Independencia en Santa Lucía. Para aprovechar la masividad del festejo, el Movimiento Familiar Cristiano estaba repartiendo bufandas y escarapelas color naranja (con el que se identifican los sectores que se oponen al matrimonio gay). Una mujer, militante de esta postura, subió al palco para hacer el reparto. Y, según cuentan, la ministra de Educación recibió la cinta, pero rechazó con cortesía prendérsela en la solapa y se la guardó.

Esto, dice la versión más extendida, generó una suerte de enfrentamiento en el mismo palco. La mujer le habría insistido a Díaz que se prendiera la cinta naranja y la luciera, y ante la negativa, se habría exasperado al punto de acusarla de "no defender la familia", actitud que traería "consecuencias". A lo que, cuentan, la Ministra respondió diciendo que ella defiende la familia desde el día a día en su trabajo con la educación de los niños sanjuaninos.

Cristina Díaz hizo su propio relato, con el que puso paños fríos al asunto. "La mujer sólo me pasó la cintita y me dijo "en el cuello, en el cuello", para que me la prendiera. Yo se la acepté, pero me la guardé en el bolsillo, explicándole mis razones", contó, sin querer entrar en detalle sobre esas razones. Agregó que "no fue para nada violenta. Ella insistió mucho, pero yo lo atribuyo a la convicción con que defiende lo que cree y al ímpetu de la juventud, nada más".