Es una lírica expresión del espíritu criollo que le canta al amor, a la mujer, al amigo, al compadre… estos son temas muy recurrentes. Poco habla del paisaje y cuando lo hace no es como motivo central de una descripción, sino como una intromisión del paisaje en el ser o como reflejo de los sentimientos del autor. Es propia de esta región y se canta con guitarras, no bombo; y generalmente a dúo. Otro elemento característico es el cogollo, la dedicatoria que hace el cantor a todos o a uno de los presentes, destacando una característica física o espiritual de la persona a la que se lo dedica. La costumbre indica que esa dedicatoria se paga con un vaso de vino, tradición que viene de la juglaría de la Edad Media.
