"Fue un día en el que me salieron mal las cosas, justo cuando mejor las quería hacer. Pero no me voy a meter más presión por eso. Tuve muchas satisfacciones con esta camiseta como para matarme en este momento". En esa frase del Pato, que escupió entre broncas y tristezas no bien terminó el partido en Rosario, con los errores frescos e invitando al banquete antropófago, se encuentra el camino que eligió el arquero en este año que camina entre irregularidades: en la historia. En esa historia grande que supo construir en azul y oro, en esos 14 títulos que supo conseguir, se escuda el Pato para pasar este temporal que se desató tras sus errores.
En realidad, ese respeto por la historia que pide el arquero, es lo mismo que viene sosteniendo desde el comienzo de este semestre gris oscuro. Desde que comenzó la gira de preparación, con error ante el Manchester en Alemania, pasando por el rechazo corto ante Newell’s, la tibieza para salir al choque ante Atlético Tucumán, el centro que no llega a cortar en el tercero de Godoy Cruz y en el empate de Racing, y hasta los dos de ayer, Abbondanzieri está lejos del nivel que supo mostrar en esos años en los que hizo historia.
Tal vez una de las razones por las que el Coco Basile no tomó una decisión drástica, además del debido respeto a la historia y la continuidad que un arquero necesita, es que atrás del Pato hay dos pibes con poco rodaje en Primera como Javier García y Josué Ayala.
