Al problema del desplazamiento de refugiados se le suma este fenómeno que además sigue creciendo en todo el mundo.
La trata de personas, uno de los grandes males de estos tiempos, se ha visto favorecida por los masivos desplazamientos humanos provocados por las migraciones y los refugiados. De ahí el interés que tienen numerosos gobiernos y entidades de bien público, por controlar este fenómeno que crece considerablemente.
Se trata del tráfico ilegal más extendido, tras la drogas y las armas, que provoca anualmente la captación en redes de explotación de más 4 millones de víctimas, principalmente mujeres y menores.
También es enorme el dinero que mueve y el poder que tienen quienes administran el delito. Para poder controlar esta práctica inhumana hay que proteger con decisión a los millones de migrantes y refugiados que existen en el mundo, mediante políticas que apunten a satisfacer las necesidades básicas en cada lugar al que se dirigen o acampan.
La Cumbre de las Naciones Unidas sobre los Refugiados y Migrantes, celebrada el pasado septiembre en Nueva York, fijó como objetivos principales renovar el compromiso de intensificar los esfuerzos para combatir la trata de personas y el tráfico ilícito de migrantes y refugiados. También se propuso dar protección y asistencia a las víctimas de la trata y el tráfico abusivo, así como a todos los que sufren violaciones de sus derechos humanos durante los traslados masivos.
Expertos en el tema sostienen que una forma de mitigar esta situación es regulando las migraciones de forma segura, sobre la base de los derechos, y resolviendo las causas fundamentales de conflicto, la pobreza extrema, la degradación ambiental y otras crisis que obligan a las personas a cruzar fronteras, mares y desiertos.
Existe múltiples formas de explotación; la sexual, el trabajo forzado, la esclavitud doméstica y la mendicidad forzada. En nuestro ámbito se detectan algunas de estas variantes. Aunque no derivan directamente de las migraciones y los refugiados, es necesario estudiar cada uno de los casos para determinar su origen real y combatirlo a la brevedad.
Proteger, respetar y hacer que se cumplan los derechos humanos de todos los migrantes y refugiados, al igual que crear y mantener procedimientos de asilo y migración que ofrezcan seguridad, será un paso importante para poner fin a la práctica de sacar provecho de la desesperación y el sufrimiento humanos.
