Con zapatillas gastadas y algún dedo que asoma para ver mejor la pelota, los chicos de la Villa el Pino, en Capital, desde la semana pasada ya toman clases de fútbol en su unión vecinal. Remeras de Boca y de River, medias estiradas y anchas, rodillas raspadas, flequillos soplados para arriba para ver mejor, pantaloncitos con algunos remiendos y un grito de gol, todo esto se mezcla en un playón de 10 metros por 7. Esa canchita y el resto de la unión vecinal ahora está limpia gracias al trabajo de vecinos y personal municipal para que después de 5 años de no darle uso, abriera sus puertas para que disfruten los hijos del vecindario.
Cuando se organizaba el programa de Escuelas de Iniciación Deportiva de la Capital, se analizaron las zonas con más chicos. Una de las más destacadas fue esta villa. En ella, los pibes jugaban en la calle y sus padres temían porque tuvieran un accidente o les afectaran otros males como la droga o influencias que los acercaran al delito.
Al momento de consultarles a los vecinos si querían que una de las sedes de las escuelas de iniciación estuviera en su villa, no lo pensaron dos veces. Y también les consultaron cuál sería el sitio conveniente. Para responder eso, dudaron un poco porque la unión vecinal, que era un lugar adecuado, hacía 5 años que no se utilizaba. "El establecimiento estaba muy sucio, tenía escombros desperdigados por todos lados, pastos altos y había sido habitado esporádicamente por personas de mala vida", comentó María, una de las vecinas que ayudaron en el reacondicionamiento del lugar.
Durante la mañana y la tarde del lunes 9 de de marzo, personal municipal y vecinos limpiaron y cortaron el pasto de la locación y al otro día los chicos ya personificaban a los Riquelmes, Buonanottes y otros tantos.
"Traten de traer una botellitas para que no se salpiquen", les decía Heine, otra vecina, a los niños de 6 a 14 que van a jugar a la pelota en la Escuela de Fútbol. Es que el surtidor y el lavatorio les queda alto. Otros detalles quedan por arreglar en el lugar, como cerraduras, conexiones de luz o escombros que quedaron en la vereda, pero el playón con sus cuatro ladrillos que forman los arcos ya están listos para que los jugadores entren a la cancha todos los martes y jueves.
En estos momentos, practican 35 chicos y el profesor de fútbol, Ariel Vega, espera que en las próximas 2 semanas ya cuenten con más de 60 alumnos. "Los chicos son más activos que los de zonas más pudientes, que llevan una vida más sedentaria frente a la computadora. Y hemos regulado el tema del vocabulario porque los pibes se exacerban un poco en las prácticas, pero en realidad son muy amables y necesitaban descargar energías", comentó el profe, y agregó: "Las madres están muy conformes de que los chicos pasen unas tardes con la guía de unos adultos y no anden solos por ahí".
