En 1957 un severo ataque del hongo de la peronóspora afectó a los viñedos de Mendoza. Las vides sufrieron pérdida de floración y caída de las hojas lo que se tradujo en una baja de los racimos. La cosecha fue de 550 millones de kilos de uva, es decir un 57% menos que el año anterior. La pandemia generada por el hongo hizo que la vendimia en el país fuera de 1.200 millones de kilos, un 35% menor a la de 1956. Desde entonces es la pérdida más baja desde los últimos 80 años.

En esta vendimia 2016, próxima a concluir, se estima que los kilos a cosechar no pasarán los 1.800 millones de kilos y se convertiría en la más baja en los últimos 59 años.

En esta oportunidad, Mendoza, la principal productora del país, vuelve a registrar un 35% menos, inclinando la balanza a una merma para el país del orden del 25%, una cifra que ha movido todos los pronósticos y en la que tuvo como la principal explicación el combo entre el efecto climático de El Niño y las bajas labores culturales de los últimos años por falta de rentabilidad de los viñeteros (fertilización, riegos, poda correcta, aplicación de fungicidas, herbicidas, etc.). Los viñedos venían débiles y encima las precipitaciones, granizo y alta humedad favorecieron la proliferación de hongos como oídio, peronóspora y podredumbres que hicieron un verdadero desastre a tal punto de observar en el campo un tétrico paisaje de vides sin hojas antes de entrar al otoño.

Para San Juan la cosa es un poco diferente porque este efecto no fue tan severo y se espera una cosecha de 590 millones de kilos lo que representa un aumento respecto del año pasado de alrededor del 5%. Si lo analizamos por rubro el tema varía: una merma en variedades para uva de mesa y pasas del orden de 30% pero un aumento del 10% en uvas que ingresaron a bodega para hacer vino o jugo de uva (mosto). No obstante este aumento, la vendimia en San Juan sigue estando entre las más bajas de los últimos 20 años.

Por variedades

Si hacemos un análisis por variedades en todo el país podemos observar que la Pedro Giménez y Criollas tuvieron una baja importante ya que son variedades muy sensibles a peronóspora y son la más cultivadas dentro de las comunes. Seguramente afectará la elaboración de mostos y vinos básicos y genéricos para abastecer el mercado interno.

En el rubro de las de alta gama o gama media, las altas pérdidas en las tintas Bonarda, Malbec, Cabernet Sauvignon y Syrah, complicaran a las bodegas para poder abastecer con vinos varietales el mercado interno y será muy complejo para cumplir con cantidad y calidad a los clientes externos complicando las exportaciones. Por el lado de las blancas de calidad la baja ha sido también importante, sobre todo para las champañeras, ya que el Chardonnay, Sauvignon Blanc, Chenín y Pinot, entre otras, anduvieron por el 30%. Esto obligó incluso a utilizar por emergencia otras variedades, caso Syrah, para vino base.

Al contrario del resto del país, en San Juan los varietales estuvieron en alza. El único que rindió menos fue el Malbec. Las blancas comunes, tintoreras y la Cereza tuvieron un repunte interesante. Los datos y conclusiones finales estarán en mayo.