Independiente y Boca Juniors protagonizaron ayer un auténtico bodrio y lógicamente empataron sin goles en Avellaneda, en un partido de la duodécima fecha del torneo Apertura. Con este empate Boca llegó a 17 puntos (de haber ganado se ubicaba quinto), mientras que el local alcanzó las 10 unidades.
Los dos equipos jugaron muy mal y el pobre empate sin goles fue un fiel reflejo del presente de ambos. El local fue levemente superior, trató un poco mejor la pelota, pero le faltó ideas para quebrar a su rival. Boca volvió a exhibir un pésimo rendimiento y se despidió, definitivamente, de la lucha por el título y el ingreso a la Copa Libertadores. Las matemáticas permiten pensar en alguno de los dos objetivos, pero el juego no. Los dirigidos por Claudio Borghi, expulsado nuevamente en el entretiempo porque su equipo volvió tardíamente al campo de juego, alternó buenas y malas. Pero lo más grave es que no tienen un patrón de juego y mucho menos una identidad futbolística. El 3-3-2-2 desnuda fragilidades en defensa y lo descompensa en el mediocampo. Boca es un equipo que falla en el fondo, no usa las bandas, tiene dos enganches para hacer el trabajo de uno y carece de peso en ataque. De hecho, en el primer tiempo Independiente lució más compacto en la mitad de la cancha, donde plantó a cinco volantes, y un tanto más profundo en ataque, aunque le faltó un asistidor. No obstante, al equipo de Antonio Mohamed empleó un 3-5-2 pero le faltó un jugador que diera el último pase. Muchos volantes, poco fútbol. Más allá de eso, el "rojo" capitalizó mejor los espacios vacíos que dejó su rival. En Boca, ni Jesús Méndez por la derecha ni Matías Gimenez por la izquierda cumplieron con su trabajo en defensa y por eso el local contó con cuatro situaciones claras de gol: Facundo Parra (4m.), Hernás Fredes (21m.), Leonel Galeano (26m.) y Andrés Silvera (27m.).
El segundo tiempo fue directamente un espanto. Independiente volvió al campo de juego sin Federico Mancuello (lo lesionó Juan Manuel Insaurralde, que debió ser expulsado) y aún con menos ideas para ganar. Boca, en tanto, mostró su peor cara.
A esta altura ya es inentendible el esquema que propone Borghi, porque no cuenta con los jugadores para llevarlo a cabo. Quizás el regreso de Juan Román Riquelme empiece a solucionar ese problema. Boca se repite en un juego intrascendente y es superado por rivales más que limitados. Independiente fue uno de ellos. Un equipo blando en el fondo, poco claro en el mediocampo e inofensivo en los metros finales. No obstante, el conjunto de Mohamed estuvo cerca de quedarse con los tres puntos, pero el árbitro Diego Abal no sancionó un claro penal de Insaurralde sobre Nicolás Martínez. Más allá de todo, errores de uno y otro y fallas arbitrales, los dos juegan mal y por eso están donde están: lejos de la punta. Y los hinchas merecen mucho más.
