Está en Avenida Rioja y Santa Fe, en Capital, y los comerciantes y transeúntes que pasan habitualmente por allí temen por caídas de peatones o que se derrumbe. "Empezó a hundirse de a poco hace como seis meses y ahora es impresionante. Le tuve que poner un cartel al medio para que la gente se dé cuenta y no se caiga", contó Julio César Rosales, quien trabaja en el quiosco de la esquina.
