Mejor fin de año imposible. Este 2013 será inolvidable para Villa Obrera porque motivos le sobran. Después del ascenso de principios de año y de volver al Argentino B, la Villa se fue acomodando para ser protagonista de verdad en la temporada. Y ahora, como cierre, se dio el gustito de golear al líder, Argentino de Mendoza, y de terminar festejando con su gente un año que convirtió a la Villa Obrera en la villa de la felicidad. Con tres goles del cordobés Federico Amaya y otro más de Emmanuel Astudillo, la Villa bajó al puntero con un 4-1 merecido a partir de la actitud, la entrega y la consistencia de su juego. Es que la Villa sabe que no le sobra nada pero lo que tiene lo potencia y con esa receta, por ahora es el que manda en la Zona 4. Como para festejarlo a lo grande.
En los primeros minutos no se podía terminar de acomodar en la cancha porque perdía todos los rebotes y no encontraba el camino para meter en el circuito a Mariano Nuñez. Con eso, la Villa daba ventajas pero bastó que se ajustaran algunos detalles en el medio, que Gaetán se asociara con Astudillo por la derecha, para que se viera el camino. Entonces, sobre los 35’, Amaya apareció con su potencia goleadora para vencer por primera vez a Fontemacchi. A los tres minutos, llegó el nocaut. La luchó Astudillo y definió a lo guapo para poner el 2-0 lapidario. pero faltaba más porque en el cierre de ese primer tiempo, Alvarez y Nuñez manejaron una contra electrizante por la izquierda para que el goleador Amaya apareciera por derecha para poner el 3-0 mortal. Era partido liquidado, con un tiempo más por jugar y con el plus de que Argentino ya estaba con 10 por la expulsión de Federico Martín.
En el complemento, el Boli arriesgó el resto. Defendió con tres y atacó con tres pero no fue más que una simple postura porque la Villa lo tenía controlado y en cada contra, amagaba con decorar la tarde con goleada. Se salvó dos veces Argentino por mérito de Fontemacchi hasta que a los 35’, Nuñez lo puso de cara al gol a Amaya y el artillero no lo desaprovechó para terminar poniendo el 40 favorable a un Villa Obrera muy contundente. En un descuido de Moncayar que había entrado por el lesionado Araoz en el arco de la Villa, descontó Argentino. Pero la historia ya estaba escrita y en la Villa era todo felicidad.
Sabiendo lo que tiene y explotándolo con todo el corazón, Villa Obrera terminó su año con una sonrisa de oreja a oreja. La sonrisa de la felicidad, por todo lo que lucha para conseguirlo.
