La vuelta de vacaciones siempre resulta difícil. Volver a la rutina luego de la etapa de relax puede convertirse en mucho más que una simple reticencia perezosa.
Se habla del síndrome postvacacional como un estado que hace que quienes lo padezcan sean incapaces de reencontrarse con las obligaciones de sus puestos de trabajo en condiciones óptimas, y se debe a una sintomatología de estrés que viene desencadenada por las grandes expectativas que se depositan en las vacaciones y que muchas veces no se ven cumplidas.
Esto hace que en algunos casos pueda experimentarse malestar psíquico e incluso depresión.
En los casos más graves, incluso se puede hablar de verdaderos trastornos psicológicos que pueden desencadenar afecciones físicas que pongan en riesgo, no sólo el aspecto mental, sino el buen funcionamiento del sistema circulatorio o la capacidad respiratoria. En estos casos la solución deberá brindarla un especialista.
Llegar con buena actitud e incorporarse paulatinamente a las ocupaciones es la mejor forma de evitar caer en una depresión.
La adaptación puede ser más o menos costosa, pero pensar en la angustia personal como algo pasajero que puede contrarrestarse, ayudará a reubicarse. No obstante, si se cree que se está viviendo una situación muy delicada y no se le puede hacer frente, no hay que dudar en pedir ayuda, empezando por los allegados y acudiendo a un especialista si fuera necesario. Sufrir un poco de estrés es normal, pero si es excesivo podría desencadenar un riesgo más grave.
Ante todo hay que procurar tener tranquilidad y relajación para evitar sentirse saturado.
