Buenos Aires, 16 de abril.- En la "Fortaleza" Lanús y Santos Laguna abrieron los octavos de final de la Copa Libertadores. La heroica clasificación en Chile llevó al "Granate" a enfrentarse con el segundo mejor de la fase de grupos, que en su última presentación ante Arsenal había jugado con mayoría de suplentes.

Por las bajas de Paolo Goltz, Carlos Izquierdoz y Leandro Somoza, Guillermo Barros Schelotto tuvo que apostar por jugadores que carecían de experiencia para este tipo de compromisos. Por lo tanto, Diego González y Maxi Velázquez fueron los que tuvieron que ponerse el equipo al hombro. Un intento de larga distancia del "Pulpo", desactivado por Oswaldo Sánchez, confirmó el temperamento del volante, quien se encargo de organizar a sus compañeros desde el comienzo.

Tras un primer tiempo sin emociones, en el complemento se vivieron las acciones más ofensivas. Si bien el espectáculo careció de ideas destacadas, a la salida de un lateral Carlos Quintero enmudeció al Néstor Díaz Pérez. El colombiano se la llevó por delante y fusiló a un Agustín Marchesín, que sólo atinó a mirar el ingreso de la pelota.

La herida que significó el grito "cafetero" impactó positivamente en el elenco del mellizo. El entrenador reemplazó a Lautaro Acosta por Oscar Benítez para tener mayor peso en el ataque y aprovechar las proyecciones de Maxi Velázquez y Carlos Araujo. Justamente, cuando el dueño de casa consiguió combinar una jugada colectiva logró llegar al empate. El capitán buscó a Diego González, quien desbordó hasta el fondo y asistió a Federico Monteseirín. El central la agarró de lleno y le infló el arco a Oswaldo Sánchez. Con el 1 a 1, Lanús volvía a soñar.

La ilusión del "Granate" era tan notoria, que a falta de ocho minutos el arquero mexicano salvó a su equipo de la derrota. Un cabezazo de Víctor Ayala y un toque sutil de Junior Benítez exigieron al experimentado guardameta que reaccionó de manera extraordinaria.

Gracias a sus insistencias, Lanús logró revertir el marcador. En el último centro de la noche, Matías Martínez se elevó en el cielo de Buenos Aires y sentenció un 2 a 1 tranquilizador para lo que será la revancha en las calurosas tierras de Torreón. La humildad, inteligencia y sacrificio fueron las claves para que los argentinos mantengas sus expectativas vigentes de seguir en la competición. Dentro de siete días será la revancha, y si Barros Schelotto aplica los mismos conceptos que empleó hoy, es muy posible que el "Grana" avance a los cuartos de final del certamen continental.