Fueron casi 15 horas las que duró la vigilia minera. Ni el fortísimo sol que amagó con apagar el encendido entusiasmo en el mediodía sanjuanino, aplacó las voces de las miles de personas que se concentraron en la Plaza España a la espera de decisión final sobre la ley de glaciares. Sobre el mediodía se reunieron unas 2.000 personas -según la Policía-, pero con el pasar de las horas cientos de manifestantes se fueron desconcentrando, hasta quedar en la noche un puñado de 150.
Unos minutos antes de las 10 de la mañana, comenzaron a escucharse las estruendosas bocinas de los primeros camiones, camionetas y ¡hasta una grúa gigante! que a paso de hombre se empezaron a acomodar frente al Centro Cívico provincial. Primero fueron las máquinas y una hora después empezaron a desfilar distintas columnas de manifestantes que le dieron un tinte más folclórico a la vigilia. Los más numerosos -y por cierto ruidosos- fueron los integrantes de la Agrupación Piquetera Virgen de Fátima y los muchachos del Sindicato de Camioneros, que con bombos y pancartas de todo tipo (ver aparte) condimentaron la "dulce espera".
Fue un verdadero popurrí de expresiones. Desde cánticos a Pino Solanas, Miguel Bonasso, Mauricio Ibarra hasta los sofisticados discursos técnicos que buscaron ponerle un manto de claridad sobre el tema medioambiental y su compatibilidad con el desarrollo minero. Y por supuesto que no faltó el sandwich y la gaseosa que acompañaron las largas horas de espera, que con el sol del mediodía parecieron eternas para los manifestantes.
Por primera vez una convocatoria prominera tuvo a todos sus involucrados presentes. Las cámaras empresarias en pleno estuvieron en el acto e incluso dirigentes de la Asociación Sanjuanina de Volantes y de los clubes de fútbol de San Martín, Sportivo Desamparados, Alianza y Atlético Trinidad -el encargado del estadio León se trajo un mástil gigante con la bandera rojinegra- que reciben aportes económicos de la gran minería metalífera expresaron su apoyo en la multitudinaria vigilia. "Nosotros estamos acá para agradecer la colaboración que hemos recibido de parte del sector minero. Hoy tengo que decir que gracias a la minería San Martín llegó adonde está, gracias a muchas empresas mineras que colaboran. Tenemos que apoyarlos y les digo que nuestro club, es el club de los mineros”, dijo Jorge Miadosqui, presidente del Verdinegro. La que también se sumó a la vigilia fue la virreina de la minería, que ataviada con un casco blanco, saludó a la multitud desde el improvisado escenario armado sobre el acoplado de un camión.
El pico de euforia que tuvo la vigilia se vivió cerca de las 14 horas, cuando los discursos de los distintos dirigentes empresarios (ver aparte) encendieron el clima y fueron acompañados por cánticos y dedicatorias que redundaron en un aplauso cerrado de los mineros.
La noche apagó la euforia
La multitud que se había convocado al mediodía empezó paulatinamente a desconcentrarse y ya para la noche -pasadas las 21 horas- apenas unas 150 personas todavía mantenían viva la vigilia minera. Empresarios, algunos funcionarios -el vicegobernador Rubén Uñac y el diputado Víctor Doña, entre otros- y un puñado de voluntades al mando del piquetero Carlos Gómez y una decena de hombres de STOTAC, fueron los que hasta último momento se mantuvieron atentos a la transmisión radial que se había dispuesto directamente desde el Congreso de la Nación. Para matizar el aire fresco de la noche, subieron al escenario dos grupos artísticos que lograron levantar el ánimo de los mineros, que a esa altura ya mostraban en sus rostros el cansancio de una agotadora jornada. Sobre las 22,30, la atracción se centró en una parrilla móvil gigante, que se nutrió de asado y choripanes, acompañada de vino y gaseosa. Cuando todo indicaba que luego de una sustanciosa cena la premisa iba ser escuchar la postura de los senadores, las cámaras organizadoras decidieron "levantar campamento” y dar paso a la limpieza y despeje del lugar, quedando prácticamente desértico pasadas la 2,15 de esta madrugada.
