Cada 19 de marzo se celebra el Día Internacional del Artesano, quizás una excusa para que cada pueblo pueda destacar a aquellas personas hábiles, por demás creativos, seguidores de una tradición y casi con un don especial en sus manos para la invención. En San Juan son muchos los que hacen honor al título de artesano, pero quizás, cada vez menos. Una rápida mirada a la realidad cultural local obliga a recaer en pos de homenajearlos en los mismos nombres, muchos de ellos viejos conocidos, algunos ya fallecidos y desgraciadamente, prácticamente sin seguidores activos de sus oficios. Paralelamente, esa misma mirada es la que, en cambio, se abre a un mundo nuevo, en pleno auge: el de los diseñadores industriales, de moda, de cuestiones gráficas y de cuánto objeto cobre vida para resolver una necesidad de la gente.
Entonces la pregunta obligada es si las artesanías están en crisis. Para responderlas, dos referentes: por un lado, Zulma Invernizzi, arquitecta de profesión, conocida defensora del patrimonio cultural sanjuanino y actual Secretaria de Cultura del gobierno de San Juan y por otro, el licenciado Eduardo Peñafort, un verdadero estudioso del tema de las artesanías, crítico de arte, miembro correspondiente por San Juan de la Academia Nacional de Bellas Artes, licenciado en Filosofía y Director del Instituto de Investigaciones de Filosofía de la Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de San Juan.
Crisis
Zulma Invernizzi: "Más que crisis, considero que hay un punto crítico en los artesanos, que es de gran preocupación para el Estado. De hecho estamos analizando cómo accionar al respecto. Lo que nos preocupa es la cuestión de la transmisión de los saberes tradicionales en los más jóvenes para que perdure y no se pierdan. Por otro lado somos concientes que los jóvenes de hoy buscan una salida laboral rápida y eso se contradice con la tarea artesanal que implica meses y meses de dedicación".
Eduardo Peñafort: "Las artesanías están en crisis desde hace un buen tiempo ya. Hay que distinguir distintas etapas: la del sistema del artesanado, la de la manufactura y la del sistema industrial. El artesano trabaja solo, se forma a través de la tradición y trabaja productos completos. Mientras que en la manufactura -que es el sistema previo a la industrialización- trabajaba una gran cantidad de personas y hacen trabajos manuales, es lo típico del siglo XIX. No trabajan todavía con máquinas industriales, pero tiene todo un sistema de producción racional, ordenado, seriado. Finalmente con la revolución industrial aparecen los obreros y con ellos una nueva dimensión de la artesanía. Puede confundirse artesanía con manualidades que es el aprovechamiento del tiempo libre que deja el trabajo industrial y que sigue cultivando las prácticas y las técnicas del pasado en las zonas urbanas y en las zonas rurales. Particularmente en Latinoamérica, la artesanía sigue siendo un sistema de producción vigente porque funciona como un sistema simbólico, es decir, la gente necesita el producto artesanal para cumplir ciertos roles sociales, el ejemplo la manta de guanaco implicaba para un hombre tener a una mujer que lo cuide. Por lo tanto ese objeto cumple con una función social. En las zonas rurales la artesanía cumple una función simbólica que en las zonas urbanas no porque al perder el nexo del significado se convierte en mero adorno.
En los últimos 30 años, la artesanía se planteó como símbolo de identidad nacional, en nuestro caso, en Argentina; lo que supuso una planificación económica muy importante desde los organismos de Cultura de la Nación para apoyar a la artesanía, sin embargo, esta iniciativa de fomento oficial que sostuvo y mantuvo la artesanía tradicional por un tiempo ya dejó de financiarse. En ese entonces se crearon los Mercados Artesanales a nivel nacional, provincial e inclusive hubo planes de aprendizaje para la gente joven. Veo que todo ese estímulo se ha suspendido a lo largo del tiempo y la producción artesanal se ha reducido otra vez a una producción marginal como arte de los pobres".
Apoyo oficial
Zulma Invernizzi: "Las acciones de apoyo desde la Secretaría de Cultura de la provincia están basadas en la comercialización, la difusión y el otorgar espacios como bocas de expendio para los artesanos. En este sentido hay muchas líneas de trabajo: desde el Mercado de Artesanías Tradicionales que estamos remodelando en lo que era la Casa de la Cultura, en España y Pedro Echagüe, donde se exponen y se venden objetos de nuestros artesanos que trabajan en telares, con cerámica, con piedras, maderas, cueros, entre otros. A los artesanos se les compran sus trabajos y se venden al mismo precio allí. Nuestro objetivo no es hacer un comercio pero si ofrecerlo al turista o a los interesados. Allí también se muestran los trabajos premiados adquiridos por el gobierno de San Juan.
Una de las grandes acciones es facilitarle a los artesanos la participación en ferias y convocatorias, no solo la que se hace a nivel local, sino que llevamos stand a la Rural, Cosquín, Laborde. Pero también nos interesa ayudarlos para que sigan produciendo. Para ello, les entregamos materiales que les cuesta conseguir, según un relevamiento previo. De hecho, en los próximos días vamos a entregar 200 kilos de lana de oveja a la Cooperativa de Artesanos de Astica y luego seguiremos por el resto de los departamentos. Además en mayo lanzamos en el mismo Mercado los cursos abiertos y gratuitos sobre teñido natural de lanas, telar, cerámica, artesanías en semillas para grandes y chicos.
Este año queremos lograr nuestro certificado de artesanía para aquellos que califiquen según la decisión de un jurado especializado. Estamos trabajando para definir este tema, ya que es un valor agregado para cada obra y cada creador. La idea es que teniendo un certificado provincial luego se acceda a uno del Mercado Artesanal de la República Argentina. Aún hay mucho por hacer".
Eduardo Peñafort: "El Estado no se puede aislar. Pero el apoyo debe estar separado de la carga ideológica, si no se convierte en un grave problema, tal como alguna vez sucedió que se apoyaba todo aquello que respondía a ciertos parámetros: que había que usar plantas tintoreras regionales, tener diseños originales para que sea identitario, ya que la identidad nace por la repetición. Esto genera inmovilidad de la producción porque mata la creatividad de la gente. Como planteó García Canclini en "Culturas híbridas": el artesano tiene derecho a cambiar y solamente cambiando sobrevive. El Estado tiene que apoyar realmente con el diseño total de la artesanía, donde la gente pueda trabajar materias nobles y formas nobles pero con criterio actual. De esta manera las frazadas, los ponchos y collares recobrarán significado".
La valoración del público
Zulma Invernizzi: "Cada vez la gente entiende y valora el esfuerzo que demandan las artesanías. De hecho, sorprende que en las ferias se vende lo más caro e inclusive muchas veces a los artesanos les faltan objetos porque no alcanzan a producir al ritmo de lo que les compran".
Eduardo Peñafort: "Los artesanos no accionan según un criterio de oferta-demanda. Lo suyo es por necesidad propia. Lo hacen cuando quieren y eso es complicado para la supervivencia, especialmente en los más jóvenes. Paralelamente no siempre se valora el trabajo".
Artesanos versus Diseñadores
Zulma Invernizzi: "Es una eterna discusión sin fin. Creo que son inseparables: toda artesanía tiene diseño y un objeto de diseño puede basarse en técnicas tradicionales".
Eduardo Peñafort: "Es lo más cercano a la artesanía urbana. Creo que la producción artesanal unida al diseño sería la gran salvación de la artesanía".
