El vino sigue siendo el gran infaltable de la fiesta, aunque los gustos van cambiando y se nota un incremento del blanco, el tinto no deja su lugar de privilegio a la hora de la elección. Lo cierto es que si la fiesta se precia de "diferente", debe contar con varietales de buena calidad para dejar satisfechos a los comensales. El Syrah, el Malbec y el Cabernet Sauvignon son los rojos más elegidos; mientras que el Chardonnay, Viognier y Sauvignon Blanc son los de más demanda en el otro extremo. "El consumo de blancos aumentó, la gente los elige cada vez más. Del mismo modo los espumantes, es impresionante como se prefieren no sólo para la recepción sino también para toda la comida. Claro que esto depende de lo que se quiera gastar", explica Diego Vega.
Tereszko, por su parte, es partidario de abrir la noche con tragos preparados con poco contenido de alcohol como caipirinha, caipiroska, daikiri, entre otros. Luego llega el vino, con una sorprendente incorporación: vino dulce natural para la cena. "Últimamente muchas personas los han solicitado porque lo eligen para acompañar el plato principal", dice este chef.
Para después de los postres los tragos son los protagonistas, muchos de ellos con base de vino espumante, vodkas saborizados y fernet. En algunos casos la barra tropical está presente, pero se encarece bastante porque demanda de un bartender y gran variedad de bebidas.
En todos los casos la diferencia está centrada en la calidad de los productos que se utilizan en cada paso de la noche.
