Parlantes, estéreos, ecualizadores gráficos, luces altas y bajas, lámparas LED. Todos instalados en máquinas que no son autos ni motos, sino bicicletas. Y que llaman la atención por donde anden, porque están cargadas de elementos tecnológicos y porque se acompañan con música alta. Se trata de un grupo de chicos sanjuaninos que se juntan los domingos en el Parque de Mayo y ya rondan los 15 miembros, casi todos de Rawson y Pocito. Es más, la tendencia de modificar las bicis al estilo choppero creció rápidamente, al punto de que estos adolescentes se unieron y crearon La Liga Tunning, que ya tiene su fama y un lugar en el circuito de las exposiciones de autos y motos tuneadas.

La mayoría de las máquinas son bicicletas playeras que fueron sufriendo modificaciones y que los chicos exhiben en el gran playón al sur del lago. La gente suele reunirse alrededor de las máquinas, husmeando para descubrir cómo fueron transformadas y qué cosas tienen incorporadas. Para tener una bici playera modificada, lo primero que hacen los adolescentes es estirarla (ver infografía), lo que genera una nueva y curiosa posición de manejo que también llama la atención. "Al principio te cuesta mucho andar, pero después te acostumbrás y es como si anduvieras en una bicicleta común y corriente", dijo Mauricio Vargas, el referente de La Liga Tunning.

Después le van agregando elementos de bicicletas y motos y una instalación eléctrica para el sonido y las luces. Pero, lejos de la vieja bobina de las bicicletas que iba pegada a la rueda, la fuente de electricidad ahora es una batería de moto que cuesta 80 pesos. A partir de ese punto, los chiches para escuchar música y tener distintas luces dependen de la creatividad y del bolsillo. De todas formas, no siempre se trata de una bicicleta playera modificada, ya que en las bicicleterías se vende cuadros de los llamados "tuneados" a 290 pesos, mientras que una bicicleta tipo chopera, sin luces y sonidos, cuesta 690 pesos.

Como los cambios son muy artesanales y en la mayoría de los casos los elementos no vienen para bicicletas, los chicos se mueven más en las casas de repuestos de motos que en la bicicleterías. Y una máquina modificada con kits de luces y sonido, según los miembros de La Liga Tunning, no tiene precio, pues es muy alto el vínculo afectivo con la bicicleta. Es más, casi todos dijeron que no venderían sus máquinas.

No hay límite para pensar modificaciones y, por ejemplo, Vargas adelantó sus ideas para que su bicicleta siga siendo radical. "Mi objetivo ahora es ponerle una pantalla para ver videos, una máquina de humo y una suspensión hidráulica, para que cuando esté parada, se empiece a subir y bajar sola, todo manejado por control remoto", se embaló.