Hambre de poder. Una de las facetas de Oscar es la de un autoritario jefe de un buffet de abogados. Frío y despiadado, quiere el mundo a sus pies.

Políticamente correcto. Puede mostrarse sentido con la pérdida de un socio, aunque sea el responsable de su muerte. Maldad sin límites pero con estilo.

El abogado del diablo. Una de sus frases es “mira el tiempo que te regalo… vamos dale…”; así puede someter a quien se le ponga enfrente y comprarlo con un sólo gesto. Un demonio.