Con picos de 11.6 puntos de rating (el promedio es 5), ayer Marcelo Tinelli volvió a visitar a Mirtha Legrand, en el cierre de su temporada 2009. Habían pasado tres o cuatro años de la última vez (ninguno se acordaba bien) en ese escenario -porque Mirtha estuvo meses atrás en lo de Marce- y había mucho de qué hablar. Así fue. Un "cara a cara” más extenso que profundo, donde la diva paseó por varios temas, aunque sin punzar y con códigos, si bien aclaró que el conductor no había puesto ningún tipo de condiciones.

Impecable y caballero, Marcelo llegó con regalos para su anfitriona: un anillo, una cartera y una polvera antigua (las colecciona). Y luego de los exclusivos "mimos”, pasaron a la mesa.

"¿Yo decía qué me irá a preguntar?” confesó Tinelli. "¿Te gustaría ser abuelo?”, abrió Mirtha, a lo que él respondió que no lo piensa aún. A partir de allí, la dupla puso varias cartas sobre la mesa, desde el atípico año de ShowMatch (incluido el "fenómeno” Fort) hasta su relación con la Presidenta.

"Vos eras amigo de los Kirchner”, le tiró Mirtha. "Yo no tengo mala relación, no sé qué les pasa a ellos”, contestó Tinelli. "Hablaste de la inseguridad y les molestó”, definió la Chiqui. "Me gusta marcar cosas que siento, desde la mayor humildad”, contestó Marcelo, que dijo no estar al tanto del tema del enriquecimiento del matrimonio K.

Susana (a quien dijo adorar y se disculpó si alguna vez la había molestado), el juez Oyarbide (al que confesó admirar), su salidas (le gusta ir a tomar algo con amigos), su corazón (aseguró no estar enamorado), sus clásicos roces con Pergolini y Pettinato (de quienes dijo no saber qué tienen contra él), su supuesta intención de desalojar familias mapuches en Chubut, donde compró unas tierras (que desmintió rotundamente), su ex esposas (a las que calificó como grandes mujeres y madres), el rating (del que está pendiente), la Ley de Medios (que no lo convence para nada, "y no es una lectura política”), su riqueza ("He invertido mucho en el país”, aclaró) y sus temores ("no soy una persona miedosa”, reveló), fueron otros tópicos de una charla larga, salpicadita, cómoda y amistosa, pero no por eso menos interesante.