Lejos quedaron las noches en las que la zona conocida como Libertador y Urquiza se llenaba de jóvenes. El sector se ve oscuro, hay muchos bares y pubs cerrados y otros tuvieron que bajar la música para transformarse en locales de comida. Ahora, en la previa del boliche, los adolescentes copan los drugstores de las estaciones de servicio. Pero también se quedan en casa de algún integrante del grupo y compran las bebidas en supermercados o, directamente, las encargan a deliverys (ver aparte).

Según los bolicheros y los mismos jóvenes, la zona nocturna caliente se movió por los controles policiales que empezaron a hacer en la Libertador (se intensificaron en los últimos 3 años), porque los boliches ya no se concentran en ese sector y porque los jóvenes buscan gastar menos.

En un sondeo realizado por este diario a 65 jóvenes, 35 contaron que hacen la previa en sus casas y 30, en los drugstores. Pero ninguno dijo visitar los pubs de la Libertador entre Urquiza y Paula Albarracín de Sarmiento.

Quienes se quedan en casa eligen viviendas en las que los padres no están y mientras se preparan para salir, toman cerveza o fernet. Se juntan alrededor de las 22 y cerca de la 1.30, se van al boliche. Mientras, quienes copan las estaciones de servicio argumentaron que, allí las bebidas son más baratas que en los pubs. Además, buscan los drugstores que están cerca de los lugares a los que van a bailar, así no gastan en movilidad, ya que la mayoría se mueve en remís.

‘Ya no viene tanta gente como antes. Y muchos de los bares de la zona cerraron‘, dijo Rubén Fernández, del bar Napolitano, que está sobre Libertador. Él contó que ‘desde que empezaron los controles en la zona y nos prohibieron vender alcohol después de las 3.30, el negocio se complicó. Además, los boliches que estaban cerca cerraron‘.

Fernando Heredia, de Luna Morena, coincidió. ‘Antes estaba todo concentrado en la Urquiza y Libertador, pero cuando empezaron a hacer tantos controles muchos barcitos cerraron. También contribuyó el hecho de que los jóvenes se juntan en las estaciones de servicio‘, dijo.

Además explicó que ‘eso complicó el funcionamiento de los boliches. En los drugstores las bebidas son más baratas y nosotros no podemos competir‘.

Otro problema de los bolicheros es que los chicos van a bailar cada vez más tarde. Por eso, a pesar que los locales habilitan la entrada alrededor de las 00, el movimiento empieza alrededor de las 2. Y, como por ley los boliches tienen que cerrar a las 4.30, los jóvenes sólo permanecen allí un poco más de 2 horas.

Esta situación movilizó a los bolicheros a innovar para atraer a su público desde más temprano. Con este objetivo nació la idea de incorporar la previa al boliche, conocida como ‘reservar living‘. Uno de los pioneros en esta tendencia es Quattro. Allí, los jóvenes pueden comunicarse con anticipación con los dueños y encargados de relaciones públicas del lugar y reservar un espacio para ingresar desde las 23 sin pagar la entrada, que cuesta 25 pesos para las mujeres y 35 para los hombres. Mariano Graffigna, dueño del local, comentó que ‘en la previa hacemos combos de bebidas, hay shows de bandas y hasta ofrecemos pizza gratis‘. Lo que sigue en vigencia, es el pase conocido como ‘free‘. Se trata de entregar pases con los que los jóvenes pueden entrar al boliche sin pagar, siempre que vayan antes de la 1.

Así, mientras las costumbres de las jóvenes cambian, los encargados de entretenerlos siguen moviéndose e implementando ideas para atraerlos.