Rosa Troncoso (45) se levantó a las 5.45 y a las 6.30 ya estaba en la ruta esperando el 22, el micro que la trajo desde 9 de Julio al centro. Nerviosa y ansiosa, llegó puntual a las oficinas del ECO y a las 8 ya estaba en calle Entre Ríos, su cuadra asignada. Para Rosa, el de ayer no fue un día más. Ella y otras siete mujeres se convirtieron en las primeras empleadas del ECO, en un arranque laboral que tuvo un aprobado por parte de las autoridades del ECO y felicitaciones y halagos de los usuarios, que se sorprendieron con las flamantes empleadas de campera y gorro turquesa.
“No hubo problemas de ningún tipo. Fue un óptimo comienzo, con aprobado diría yo”, graficó Darío Molina, titular del ECO. Y eso que las chicas fueron afectadas en cuadras calientes del microcentro, donde no hay tiempo de descanso por la intensidad en el recambio de vehículos. “La gente nos felicitó, nos trató muy bien. Yo venía muy nerviosa, porque esto siempre fue cosa de varones, pero me voy a casa contenta”, confesó Silvana Pérez (37), mamá de una nena de 11 años y vecina de Rawson.
En marzo pasado, el sistema de Estacionamiento Controlado anunció que rompía el molde de contratar sólo a hombres y comenzó a recibir curriculum de mujeres. En abril tomó a 15 aspirantes, les dio un curso de capacitación y ayer, 8 de ellas (7 en la mañana y 1 en la tarde) arrancaron con el trabajo. “El resto se irá incorporando paulatinamente”, agregó Molina.
En la capacitación, uno de los puntos fuertes (y en el que también trabajaron los psicólogos) fue el trato con la gente y cómo responder a situaciones inesperadas, especialmente de los hombres. Sin embargo, salvo una excepción, las mujeres valoraron ayer el respeto de los usuarios. “Alguien podía enojarse, ponernos mala cara o decirnos cosas, pero la verdad que los hombres que estacionaron en mi cuadra me trataron muy bien. Me sentí respetada”, contó Alejandra Perín (43), en Rivadavia pasando Mendoza. La excepción a la tendencia la sufrió Carina Lucero (36), asistente de calle por Mitre entre Mendoza y Entre Ríos, quien contó que un periodista se fastidió con ella porque quería dejar su vehículo estacionado en su box pese a que se había vencido el plazo. “En el microcentro no se puede renovar el turno, pero el señor insistía y se enojó conmigo. Yo sólo cumplí mi trabajo”, dijo Carina.
“Hacía un año que estaba desempleada y tenía tanta emoción que a este primer día me acompañó mi marido. Ya se me pasaron los nervios y sólo quiero hacer bien mi trabajo, para demostrar que las mujeres también podemos”, cerró Miriam Rodríguez (45), asistente en Entre Ríos pasando Rivadavia.
