Los festejos juveniles que están congregando en estos días a miles de estudiantes y jóvenes en general en nuestra provincia, sirven para revelar algunas características propias de este grupo etario en lo que respecta a sus costumbres, preferencias, virtudes y defectos. Los organizadores de los eventos, en su gran mayoría instituciones escolares y de bien público, como también municipios u organismos dependientes del Gobierno provincial conocen sobre gustos e inclinaciones, aunque también son concientes de los posibles excesos en los que se puede caer, de ahí los operativos de control de alcoholemia y de seguridad en general que se han implementado en estas jornadas.
Todos los años, los festejos del Día de la Primavera traen aparejados algunos desmanes producto de no respetar normas de comportamiento que son básicas. Muchos de los jóvenes -por supuesto no todos- consideran que en estos acontecimientos todo está permitido y avasallan con lo que encuentran a su paso, en una actitud que no tendría que ser propia de ellos. La queja de los vecinos de Villa Tacú, en Zonda, por ejemplo, que todos los años soportan los inconvenientes de la presencia de grupos de jóvenes que invaden sus calles provocando daños en la vía pública, como también en algunos lotes privados, es un aspecto a tener en cuenta y que habla muy mal de los chicos que forman parte de esos grupos.
La alegría y los festejos no deben estar ausentes en esta época del año, es natural y conveniente que esto ocurra, pero también es el momento para que los jóvenes den muestras de que está en ellos la esperanza de cambio que tanto está necesitando nuestra sociedad.
Por lo general los jóvenes tienen ideales muy altos de cómo debe ser el mundo y el comportamiento de los mayores. Su concepto de justicia y de lo que debiera ser, los lleva a actuar en consecuencia en base a valores que la mayoría posee, pero que muchas veces los deja de lado al ser influenciados por una minoría que no es la más representativa.
Esta primavera los jóvenes tienen la posibilidad de ir sentando las bases para una comunidad a su medida, reflotando valores que se han ido perdiendo y que son muy necesarios para recuperar la calma social que proporcione una mejor calidad de vida y genere las condiciones básicas para el desarrollo humano, otorgando a las nuevas generaciones mejores posibilidades
