Es sabido la cantidad de frases o alocuciones célebres que pronunció nuestro Libertador, José de San Martín. Expresiones que en general están referidas a su pensamiento libertario, militar, político, y también palabras de tipo coloquial, pero que denotan su recia personalidad y su hombría de bien.

Sus frases, yo diría inacabables, han quedado a la posteridad fruto de su profuso epistolario, discursos o proclamas, como también fueron resultado de las anotaciones de algunos cronistas, amigos o testigos presenciales, que tomaron nota o recordaron episodios de su fructífera vida. Una de ellas y posiblemente la más célebre es aquella que reza: "serás lo que debas ser o no eres nada…+. En ella aflora un cierto determinismo, casi prodigioso, acerca de la conducta y del destino humano, en la que está contenido su rol como militar de liberar a los pueblos oprimidos. Otro enunciado incluido en una carta a su amigo Guido, fechada a comienzos de 1816, dice: "maldita sea mi estrella que no hace sino promover desconfianzas…+. En esta misiva critica al gobierno central en relación a la demora de su expedición a Chile, producto de la desconfianza que le tenían ciertos grupos políticos. Termina diciéndole en forma irónica "¡Ah amigo, que miserables somos los animales de dos pies y sin plumas!+. En ese mismo año, en otra carta le decía con impotencia al mendocino Godoy Cruz: "¡Hasta cuándo esperamos declarar nuestra Independencia! ¿No le parece a usted una cosa bien ridícula, acuñar moneda, tener el pabellón y cocarda nacional y, por último, hacer la guerra al soberano de quien en el día se cree dependemos? ¿Qué nos falta más que decidirnos?…+. En relación a Cuyo, tierra que aportó todo lo que poseía, satisfaciendo las súplicas o demandas del Gran Capitán, manifestó en una ocasión, con agradecimiento: "…estoy en la inmortal Provincia de Cuyo y aquí todo se puede, todo se hace…+.

Asimismo son conocidas sus palabras, en vísperas de librar la célebre batalla de Maipú, en 1818. Era el amanecer de aquella gloriosa jornada, el General, observando con su catalejo las tropas enemigas, exclamó, como para sí mismo: "¡Que brutos son estos godos!”.

Criticaba la estrategia militar realista, agregando luego: "Osorio es más torpe de lo que yo pensaba…”. El criticado era el jefe español, que él ya conocía.

Por último, y mirando el sol que aparecía sobre la cordillera, dijo, a manera de augurio: "¡El triunfo de este día es nuestro…el sol por testigo…!. Además, citó un enunciado que pertenece a la proclama que le dirigiera al ejército expedicionario del Perú, en 1821: "El tiempo de la fuerza y la opresión han pasado: yo vengo a poner término a esta época de humillación. Yo soy un instrumento de justicia; y la causa que defiendo es la causa del género humano…”.