Maduro dijo el jueves pasado que "’seremos más respetados si las milicias obreras tienen 300.000, 500.000, un millón, dos millones de obreros y obreras uniformados, armados, preparados para la defensa de la soberanía de la patria, de la estabilidad de la Revolución Bolivariana”. Uno se pregunta si armar a la gente permitirá combatir la inseguridad ciudadana que está carcomiendo la confianza de la población y a la propia revolución chavista o calmar los ánimos.
El presidente Maduro en lugar de pavonearse con este tipo de irresponsabilidad, y de acusar al "’imperio” y a la "’burguesía” por sus problemas políticos, debería centrarse en esta implosión, en investigar si realmente Diosdado Cabello, jefe de la Asamblea Nacional y otros funcionarios acólitos tienen las ideas ideas desestabilizadoras según se desprende de la polémica grabación.
Como se sabe, la oposición venezolana difundió una grabación en la que un conocido comentarista de televisión chavista, Mario Silva, conductor del programa gubernamental nocturno de opinión, denominado "’La Hojilla”, que transmite la estatal Venezolana de Televisión. En ella se revela que un supuesto jefe de la inteligencia cubana, Aramis Palacio, alto jefe del G-2, conversa sobre corrupción y pugnas políticas dentro de la Administración Maduro, y pidió que se investigue lo allí mencionado.
El audio de Mario Silva solo reveló un secreto a voces, ya que siempre se supo que Cabello era más nacionalista y Maduro más castrista y que ambos como el aceite y el agua, no se mezclan. Lo que también suena a irresponsabilidad es que la oposición haya dicho que tiene más partes del audio conflictivo que las dará a conocer en próximas entregas, como si se tratara de la saga de una telenovela.
Poco favor le hace al país la oposición venezolana si teniendo algunas verdades documentadas las entrega en forma parcializada y especulativa. Por eso no se puede dejar de ver que los opositores especulan con espacios políticos en detrimento de la verdad y de allí la crítica que recibe de parte de la ciudadanía y de los observadores.
La oposición no debería estar amenazando en entregar más información porque da la apariencia que está tratando de negociar algo. No puede estar jugando con las expectativas de la gente ni manipulando la información, es decir, como oposición, no se puede comportar de la misma forma que lo hace el gobierno bolivariano.
Este contexto de la situación política venezolana viene a confirmar que el gran apoyo que cosechó Hugo Chávez durante su carrera política no fue solo espontáneo, sino intencionado. Apuntalado por un enorme aparato de propaganda, el líder bolivariano creó un populismo sentimental basado en un estricto culto a la personalidad, polarizando a la sociedad. De ahí que tras su muerte, muchos vivieron el luto llorando y otros descorchando.
