San Juan esta viviendo por segundo año consecutivo olas de calor que perjudican terriblemente a los cultivos. En esta nota que remos considerar los impactos negativos que tiene sobre los viñedos, tanto de uva para vinificar, para mesa y pasas. El fenómeno también se ha registrado en el este de Mendoza y en el noroeste argentino.
En la vendimia 2009 la merma general de la cosecha en la provincia fué del 28 % debido no sólo a los efectos de la ola de calor sino a heladas tardías, granizo y al severo ataque de peronóspora que tuvo su centro en la zona de Caucete, Sarmiento y 25 de Mayo, lugares donde las pérdidas su peraron el 40%.
Así las cosas de un año para otro la baja fue de 230 millones de kilos de uva, la segunda merma mas importante de los últimos 15 luego de la sequía de 1996.
Para este año las viñas y parrales lograron una recuperación importante esperando una cosecha superior al 15 % pero todavía muy lejos de la del 2008. Pero las elevadas temperaturas máximas de diciembre y enero junto a la caída de del granizo del sábado 9 de enero en 25 de Mayo y Sarmiento harán disminuir sin duda los rendimientos en las viñas ya que los racimos tienen granos muy chicos y no se han "llenado" como corresponde.
Ola de calor
La definición común de ola de calor es una seguidilla de días excepcionalmente calurosos.
En Australia se ha demostrado que en cualquier sitio de la región vitivinícola del sudeste, la posibilidad de una ola de calor estaba relacionada en un modo predecible al umbral de temperatura (por ejemplo 37 ó 40 grados) y a la duración (por ejemplo 3 ó 5 días). También se demostró que esta relación entre el umbral y la duración difería dependiendo del lugar.
Los investigadores australianos dicen que las olas de calor no suelen ser una sorpresa para los meteorólogos. Las condiciones sinópticas que conducen a una ola de calor se conocen bien, con variables de movimiento lento. Es tas condiciones hacen que una ola de calor sea bastante predecible para los meteorólogos experimentados. Es mucho más difícil predecir con exactitud cuán calurosa será y cuánto durará.
Es algo paradójico que los científicos del clima estén más confiados en apostar que habrá más olas de calor en el 2030 que poder decir algo sobre los próximos dos años. A medida que el mundo se calienta, es probable que la frecuencia de las olas de calor aumente, pero aún habrá variaciones año por año. Una de las ventajas de la gran cantidad de recursos utilizados para comprender el cambio climático es que habrá modelos mejorados del clima local. Debido al costo humano de las olas de calor, los esfuerzos por mejorar la precisión en el pronóstico y la comunicación serán de alta prioridad. Un desafío para la industria vitivinícola es acceder a esta información y utilizarla en marcos de manejo de riesgo.
¿Qué pasa en las viñas?
En estos momentos se estan cosechando las uvas blancas finas y comenzando con las tintas y algunas blancas como Torrontés ya se han recolectado en algunas zonas. La mayoría indican mermas a lo esperado. Se nota una baja significativa en el Chardonnay, al parecer también afectado por las heladas tardías de primavera. Los rindes indican mermas importantes. La uva Cereza, la de mayor kilaje en la provincia se comporta herrática con racimos ralos y granos chicos en varias zonas. Hay que esperar como viene febrero que si bien todavía el calor no ha sido intenso las lluvías han puesto en alerta a los productores por el ataque de peronóspora. En fín, estamos ante una vendimia complicada como la del año anterior cuando las estimaciones indicaban una importante recuperación que no se ha dado por el mal clima (granizo y calor) y la falta deagua en cantidad y en oportunidad para regar las viñas y los parrales.Y todavía faltan dos meses duros para terminar la cosecha.
