Tres escándalos sexuales dentro de la fuerza policial mendocina difundidos en las últimas dos semanas, ya han complicado a varios efectivos, además de remover el clima político de esa provincia.

El caso más recientes, difundido el viernes pasado por la prensa local, afecta al menos a siete policías de la Comisaría 45 de Dorrego (Guaymallén), quienes se tomaron fotos en ropa interior, con poses sensuales y besándose en oficinas de la dependencia.

Fuentes ligadas a la investigación dijeron que se pidió el pase a pasiva de todos los involucrados, entre los que al parecer se encuentra el jefe de la dependencia policial.

Las imágenes corresponden a policías que cumplen servicios en esa comisaría, que aparecen en parejas, con poses "insinuantes". Entre ellas, se puede ver a una mujer que levantó sus ropas y exhibió un corpiño rosa, una pareja besándose bajo un escritorio y otra mujer riéndose frente a la entrepierna de un hombre.

El caso cobró notoriedad tras una denuncia de principios de año, que investiga la Inspección General de Seguridad.

Un día antes, el jueves pasado, se difundió otro escándalo de esa índole: tras una requisa realizada el 26 de agosto en la penitenciaría de Boulogne Sur Mer, se le encontró a un interno del penal un celular con imágenes de una agente penitenciaria desnuda.

El celular requisado contenía fotos del detenido y de dos mujeres, al menos una de ellas perteneciente al personal femenino y sin ropa. La agente, que ingresó hace "menos de cinco meses" al Servicio Penitenciario, fue sometida a sumario interno y separada de su puesto.

Según pudo comprobarse, había imágenes de la agente penitenciaria "ligera de ropa" en algunas y "en otras sin prendas encima". La mujer envió las fotos por medio de su teléfono al que poseía el detenido, quien a su vez también posaba desnudo y devolvía los mensajes. El tomó estado público a raíz de la requisa realizada en la penitenciaría.

El pasado 22 de agosto pasado, se difundió otra "fiesta hot" que involucró a las fuerzas policiales mendocinas. Resulta que un uniformado encargado de custodiar el Museo de la Policía de Mendoza armó una fiesta íntima con al menos dos mujeres. El agente, junto a sus amigas, se disfrazaron con varios de los antiguos trajes policiales patrimonio del Museo y se fotografiaron semidesnudos. El efectivo -oficial Gustavo Donadel- fue denunciado por un colega que vio las fotos de la "fiesta" cuando las bajó a su computadora.

"Las fotos fueron tomadas para un trabajo práctico de la cátedra de Planeamiento Estratégico", se excusó Donadel en una conferencia de prensa que ofreció en su momento para explicar la fiesta que había organizado en el museo. "Quería mostrarles -por medio de las fotos- a mis compañeros la ropa que se utilizaba en otros tiempos". Claro, fue despedido y pasado a revista pasiva hasta que concluya la investigación y se determine su situación procesal.