Generalmente Lavallén se toma su tiempo para analizar y realizar los cambios, pero ayer tras el segundo gol de Talleres a los 2 minutos del complemento no dudó y inmediatamente metió dos delanteros. Adentro Emanuel Dening y Diego Chaves (por Barcelo y Villarruel), y casi sin tiempo para pensar, antes del cuarto de hora le dio chance a Sebastián Rusculleda de debutar en San Martín con al firme intención que fuera el volante que se hiciera de la pelota y generara juego.

Pero nada de ello sucedió y salvo las embestidas por derecha con más ganas que idea de Dening, al que con eso le alcanzó para ser uno de los mejores, no llegó a darle la profundidad al equipo. Menos aun Chaves en el área porque la pelota no le llegó, salvó la del final en la que metió el cabezazo para el descuento cuando el partido ya estaba sentenciado. Ayer los cambios no surgieron efecto porque no lograron cambiar la cara del equipo.