Se celebra hoy el Día de la Bandera, pero en el imaginario colectivo está presente el hecho de que en un día como éste, en 1820, moría su creador, Manuel Belgrano, un verdadero héroe paradójico. Un general no formado en escuelas militares ni en campos de batalla, sino en la universidad y la corte.

La fecha que hoy celebramos debería impulsarnos a sentir orgullo por tantos compatriotas nuestros que, a lo largo de la historia, sin complejo alguno, dieron testimonio claro de los valores esenciales de nuestra identidad nacional. La huella de virtud del general Belgrano sigue siendo un ejemplo de que no son los cargos los que honran a las personas sino las personas quienes honran los cargos. Su vida fue dedicada desinteresadamente a la libertad de la Patria y a su crecimiento cultural y económico.

Entrando en el ámbito de su actividad en la agricultura, desde el Consulado en la oficina colonial, produjo la incentivación de experimentos agroindustriales en la quinta de Don Martín Altolaguirre, cultivador de plantas exóticas que introdujo al país, cultivos de lino y cáñamo, secundado por los agrónomos que habían ya en la colonia. Como vemos, para Belgrano esta alternativa de progreso lo llevó a decir que "la agricultura es el verdadero destino del hombre” y nuevamente en su Memoria para el Consulado expresa los "Medios generales de fomentar la agricultura, animar la industria y proteger el comercio en país agricultor”. Como podemos apreciar ya anunciaba las excelentes posibilidades que en este campo tenía la Patria como potencia agrícola y proponía la creación de una Escuela de Agricultura, fundamento de la enseñanza agrícola en nuestro país. Junto al amor de la Patria, Belgrano promocionó la cultura, crea escuelas a lo largo de su vida y funda pueblos.

Con el premio recibido por la batalla de Salta, dispone crear cuatro escuelas. Se preocupa por la educación de las mujeres y para todos los estamentos sociales. Pero no se enriqueció desde la función pública.

Apremiado por sus fiebres, y enfermo, muchas de sus horas se deslizaron en su pobre catre de campaña: escribía cartas, imaginaba estrategias, textos y campañas. Enfermo y pobre, endeudado al no percibir sueldos atrasados ni devolución de lo gastado en dar de comer a sus tropas, murió sin riquezas materiales.

En estos tiempos electorales invito a todos a conmemorar esta fecha evocando a Belgrano que nos ha enseñado que la forma de servir es: "con el poder concebido como servicio sin excluir a nadie, y con espíritu magnánimo para no albergar resentimientos”.

Finalmente, en el carácter de Supervisora de Educación Agropecuaria Rama Primaria me honra celebrar nuestro "Día de la Bandera Celeste y Blanca” recordando a Belgrano quien sostenía que todo depende y resulta del cultivo de las tierras; sin él no hay materias primas para las artes, por consiguiente, la industria que no tiene como ejercitarse no puede proporcionar materias para que el comercio se ejecute. Cualquiera otra riqueza que exista en un Estado agricultor, será una riqueza precaria. Es, pues forzoso atender primeramente la agricultura como que es el manantial de los verdaderos bienes, de las riquezas que tienen un precio real..