Sudáfrica y México abrieron el fuego del Mundial 2010, jugando al ritmo de las "vuvuzelas", que hacen que sea imposible mantener un diálogo ya sea en la tribuna como dentro de la cancha. Cada vez que Sudáfrica atacaba o se tenía que defender, todo el estadio Soccer City, es decir, cerca de 90 mil personas, hicieron sonar el ruido de las conocidas "cornetas", que en Sudáfrica llaman "vuvuzelas".
Y así jugaron los dos equipos el partido inaugural del certamen: aturdidos, sin poder dar tres pases seguidos y repartiendo errores más que aciertos. En ese juego el que sacó ventaja en un momento fue el local y la fiesta fue total en Johannesburgo y en todo Sudáfrica.
El debut de la "bafana-bafana" no podía ser mejor, empezar ganando ante un duro rival como el mexicano y así ilusionarse con algo que parece imposible, pero los sueños, sueños son, y nadie le quita a los sudafricanos la esperanza de ser campeones del Mundo.
Pero apareció Rafa Márquez, uno de esos jugadores elegantes de los que quedan pocos, para establecer la igualdad y por un momento parecía que las "vuvuzelas" quedaban guardadas para otra oportunidad. Sin embargo, el ruido mermó, pero no paró.
El imponente estadio Soccer City, que ayer se vistió de amarillo, con algún verde mexicano mezclado en el medio, fue todo del local, tanto el aliento como las "vuvuzelas". Los mexicanos quisieron imponer su "ola", pero en estas tierras sólo sirve hacer ruido y si aturde al rival, mejor.
"Las "vuvuzelas", un arma contra los rivales de los "bafana-bafana"", titularon en la semana algunos diarios locales. Cualquiera que leía ese título podría pensar que se trataba de una exageración, pero no, se quedaron cortos. Futbolísticamente a Sudáfrica no le sobra nada, es más, le falta casi todo, pero en ruido no les gana nadie.
