Luego de seis meses en coma, y tras la decisión de su familia de desconectarla de la máquina que la mantenía con vida, el domingo pasado falleció Bobbi Kristina Brown, única hija de la también malograda cantante Whitney Houston, y su colega Bobby Brown. La chica, de apenas 22 años, estaba en coma en una clínica de cuidados paliativos, después de haber pasado por diferentes centros donde intentaron recuperarla desde el 31 de enero pasado, cuando la encontraron inconsciente en la bañera de su casa. La escena disparó la más triste semejanza con su madre, quien también fue hallada en la bañera de un hotel (a los 48 años, en febrero de 2012, la noche anterior a los Grammy) afectada por sus problemas de adicción. En cuanto a su hija, el entorno niega que haya sido una sobredosis y de hecho presentaron una demanda contra su novio, Gordon, por abuso físico y por retirar dinero de la cuenta bancaria de Bobbi Kristina (quien a los 30 años iba a recibir toda la fortuna de su madre) sin autorización.

"Bobbi murió rodeada de su familia. Por fin ella descansa en paz en los brazos de Dios. Queremos agradecer a todos por el amor y apoyo durante estos últimos meses", fue el escueto comunicado de la familia de la joven, quien también se había volcado a la música.